Las calles empedradas se encontraban empapadas, mientras los peatones iban y venian de un lugar a otro tratando de ocultarse de la fria lluvia. Unos pocos se quedaban bajo ella con solo el afan de poder entrar de primero al tre de las 2 pm. ya eran la 1:45 cuando una chica se para detras de las personas, su paraguas negro solo se confundia con su larga cabellera, y su larga bestido blanco comenzó a mojarse en los bordes.
-Señorita se le cayo su pañuelo.
Luna vio al extraño que le extendia un trapo mojado, era alto pero no era al que esperaba que pareciera. Ya hace dias que se habia resignado, pero la esperanza nunca muere aunque pensemos que si. Tomo el pañuelo y con una breve reverencia de la cabeza dio las gracias. El hombre trato de entablar una converacion pero ella permaneció muda, no por descortesía sino porque sus pensamiento la absorbían. El viento levanto el paraguas de negro arrebatadamente de las manos a Luna, ella salio detras de el, y al rodar el paragua un buen samaritano lo recogió. La agitación de Luna la confundio por un momento, aquella persona estaba tan empapada como ella. Su cabello negro era un desastre y sus penetrantes ojos azules brillaban con furor. Trato en vano leer en su rostro lo que pensaba, pero era una completa inexpresión la que se veía.
-Hola.- Dijo el recién llegado.
-Hola.- Repitió ella.
El le paso el paraguas pero no lo resivio, solo se le quedo viendo con sus grandes ojos verdes, escudriñando cada centímetro de él haciendo ponerlo mas nervioso de lo que ya estaba. Tanto tiempo esperando por él y ahora solo podía articular una palabra ¿cuanto duraria su silencio? ¿cuando seria el día que él se enfrentara a la realidad sin dudar de su misión? ella solo era una guia, y él nunca la veria como algo menos que la mujer de sus sueños. "Los negocios no se mezcla con la vida privada" se decia una y otra vez Luna; si se quedaba su relacion no seria estrictamente profecional. El Conde se estaba carcomiendo con la situacion, sus verdes ojos le decian que no insistiera en lo que no se podia lograr, pero las subidas y bajadas de su pecho mojado le decian que compartía el mismo sentimiento. Coloco el paragua sobre su cabeza para protegerla de la lluvia.
-Te vas a resfriar.
Lo tomo por el esmoquin y lo jalo suavemente hacia ella, escondiendolo de la lluvia que ya habia hecho su labor con sus ropas.
-Tu tambien te vas a refriar si sigues bajo la lluvia, Conde.
El tren estaba llegando, el Conde vio institivamente el gran reloj de la estación de trenes, estaba indicando que era las 2:00. Quería mas tiempo, quieria que se detubiera todo o por lo menos que ella no se fuera en ese tren. Un suspiro se escapo. Luna aun lo vei sin inmutarse, sabia que hora era, sabia que ya estaban entrando al tren, sabia que era lo que pasaba a su alrededor pero no se movió, quería concederle a él esos segundos etenor. Pero ambos sabian que no durarian mucho tiempo esos segundo.
-Así que es cierto que te vas y no vuelves.
-Sabias que este momento algun día llegaria. Nada es eterno en el mundo.- Contesto como si fuera un sermón magistral.
-Se que aunque te ruege que te quedes no lo harás.
-Me conoces lo suficiente entonces.
-Entonces quédate.
La expresión de Luna se ablando, no le gustaba que él le rogara algo así.
-Conde. No puedo quedarme.
-Pero tu no te quieres ir.
-No se trata de querer, sino de deber. Tu tienes que entende...
La tomo de la mano, y por un momento el mundo entero se embudecio, congelando a ambos en el tiempo eterno, donde los recuerdo permanecen. Sus ojos jugaron en el color del otro. La ultima campanada del tren sonó devolviéndolos a la realidad, a la cruel y fria verdad: La despedida. Luna soltó poco a poco su mano y dando la vuelta articulo un adios. Ya estaba subiendo al tren cuando el Conde grito su nombre con furor. Ella vacilo un instante en la puerta, y apretando los puños se dio la vuelta y corrio hacia él, rodeando el cuello con sus brazos.-No me busques.
Y subió al tren en movimiento. El conde corrio tras de el jadeando, peleando con el barro y lo pesado de sus botas.
-No, no,no.- Gritaba a todo pulmon.- ¡no te vallas Luna!
La fina silueta de la joven era resaltaba con los volantes blancos que se vatian con el viento formando dos grandes alas. Ella no se volteo aunque permanecio en la puerta.
-¡Luna, Luna. Luna!
Gritaba sin parar, cuando una corriente electrica salio de su pecho haciendo que sus cuatro extremidades se disparara en todas las direcciones. Se sento de golpe pensando que se habia caido en un poso sin fondo. El sudor corría por su frente y por primera vez sintio sus ropas pegadas a su cuerpo, las sabanas se enrollaban bajo sus muslos, evidencia de que durante toda la noche dio vuelta en la cama. La lluvia se asomaba por la ventana, era una noche sin luna, ya entndia de donde había salido su pesadilla. Se lavo el rostro y respirando con mas calma se repetía una y otra vez que solo fue una pesadilla.
-Debo regresar pronto.
Su declaración era fuerte, tanto que en los sueños de la joven de ojos verde lo veia de frente al espejo sudando, a pesar que había una tempestad afuera, declarando una y otra vez que él no permitiría que ella se fuera de su vida. Poco a poco abrio sus ojos esmeraldas y quedandose en la misma posición escucho con atención los movimientos impersectibles en la mansion Millen.
-El regresara antes de lo previsto.
