En las tres
mansiones la tranquilidad comenzaba aparecer con el crepúsculo de la mañana.
Pronto el sol cubriría la tierra y atravesaría los árboles, era el momento de
refugiarse. Solo en el despacho del Conde el ambiente estaba animado. Pero por
estar retirado de los otros cuartos nadie se percató del ruido.
-Solo te
preocupas por tu hermana ¿Qué hay de tu hermano?
-Él es
alguien capaz de asumir la responsabilidad del reino. De él no me preocupo.
Damion
observo a Sure. El escucharla hablar así le hacía bajar la guardia, a pesar que
estaba defendiendo los suyos le recordaba a si mismo ¿Por qué había iniciado la
guerra? ¿Por qué ellos se conocidos en esas circunstancias? ¿Fuera sido
diferente si ellos no fuera compartido
algo más que palabras? Soltó las manos de Sure y se bajó de ella. Sabía que
ella era peligrosa suelta, pero sentía que no haría nada imprudente. Tenía razón.
Sure se incorporó sin quitarle la mirada de encima al vampiro.
-¿Sabes por
qué vine? ¿Verdad? No perdono una traición como la tuya fácilmente. Entonces me
pregunto ¿Por qué no te defiendes, me detienes o me matas antes que yo lo haga?
Damion no respondió.
-El príncipe
no es rival para el clan. Lo estas enviando a una guerra que no pueden ganar.
-¿Qué te hace
estar tan seguro de que todo está perdido para nosotros?
La mirada
del Conde se fijó en un cuadro que abracaba más de la mitad de la pared. Sure
siguió su mirada una vez que entendió que la respuesta se encontraba en esa
dirección. Una gran montaña se elevaba por encima de palos sin vida en tierra
morada y entre sus ramas puntos de color escarlata, la cumbre de la montaña
estaba cubierta con nieve pura y daba la impresión que el viento soplaba por
los pequeños remolinos de nieve en la cima. Calma
sobre el caos decía en la tablilla debajo del cuadro. Era una pintura muy
realista del valle de la muerte. Sure se acercó más al cuadro tocando inconscientemente
el lienzo, primero las sinuosas curvas de la montaña, y luego la pendiente de
deshielo en la falda. Cuando llego a
los muertos árboles se sobresaltó al ver figuras semi- humanas entre sus sombras.
Nunca había visto esa pintura pero sentía que no era la primera vez que la veía,
el sentimiento que le transmitía también lo había sentido antes, no era calma y
caos.
-Ira…-
murmuro Sure.
-Y paciencia.-
Puntualizo Damion.
El vampiro
se puso al lado de la Reina y también toco el lienzo, pero con devoción. Sure
vio como sus manos contrastaban con el cuadro. La de ella era tan blanca como
la nieve de La cima y la del él contrastaba con los arboles con su piel morena. Sintió una punzada en la
garganta. Los pequeños puntos rojos eran ojos llenos de tristeza y agonía, y
las figuras se trataban de ocultar entre los arboles muertos mientras el cruel frio
bajaba de los cielos para cubrirlo todo. Implacable.
-¿Sabes que
quiere decir el cuadro?- pregunto Damion después de un rato.
Sure vacilo
en su respuesta. Sabía la historia de la fundación del Reino Helado pero no lo había
visto de ese modo que representaba el cuadro. Era perturbador de ese modo. El
caos provoco la ira de la tierra trayendo consigo el invierno para imponer la
calma, pero tomo su tiempo, por eso los habitantes tomaron una postura de
paciencia hasta que al fin el Reino Helado supero el caos.
-La fundación
del Reino Helado.
-La tierra
era cruel y llena de prejuicios, cansados de eso dos hermanos reunieron su
pueblo y emigraron a un lugar que les brindaran paz y tranquilidad. Por años
buscaron entre los mares bravíos, playas desiertas, laberinticos valles y
empinadas montañas. Hasta que llegaron aquí. El valle era seco y sus criaturas mágicas
poco amigables, se vieron con la necesidad de refugiarse en las montañas. Por
las bajas temperaturas ningún ser vivo se adentraba en ellas, pero el menor de
los hermanos insistió en entrar. El hermano mayor guio formidablemente a su
gente entre las montañas al confiar en su hermano menor y logro instalase cerca
de la cima. Peleo contra las criaturas que vivían cerca y tomo posesión de la
tierra pero sin alterarla. Su valentía y sabiduría fue tan grande que el espíritu
que habitaba en la cima de la montaña los bendijo por la hazaña y les permitió
habitar en ella.
``El tiempo
paso y los hermanos fueron grandes líderes. El menor dictaba la ley y la hacía
cumplir, mientras que el mayor se encargaba de sustentar los suministros y de
la seguridad, era un gran cazador. Todo marchaba bien hasta que un día mientras
el hermano mayor cazaba se topó con un hermoso pájaro de largas alas negras y
ojos rojos, le perdonó la vida y la dementico. El ave agradecida por la
amabilidad revelo un día su verdadera forma, era una hermosa mujer de cabellos
negros como la noche y ojos rojos como la sangre pero mostraba una sonrisa tan
amable y dulce que el hermano mayor se enamoró de ella.
``El espíritu
de la montaña se molestó porque la mujer ave era hermosa, y tenía cautivado al
hermano mayor, los maldijo a los dos a los dos y los desterró de la montaña
Varios se opusieron alegando que era injusto lo que se le hacía al hermano
mayor. El espíritu no tolero la insolencia de ellos y los desterró también lanzando
una gran avalancha sobre ellos, arrastrándolos hasta el valle donde murieron
mucho de ellos.
``El hermano
mayor juro volver y acabar con el espíritu de la montaña por separarlo de su
hermano menor. Pero ella puso un conjuro haciendo que quien se adentrara en la
montaña se perdiera y muriera congelado. El hermano menor no pudo contener la
ira del espíritu y con temor de que matase al resto de la gente hizo un trato
con ella. Que permitiera que la descendencia de su pueblo permaneciera en la
montaña sin morir congelada y a cambio ella podía reencarnar en sus primogénitos
para guiar a su pueblo; la idea le gusto al espíritu y acepto sin saber que al
reencarnar en un ser humano iba a perder poco a poco su voluntad y su libertad.
Mientras que la hermosa mujer ave, afligida por lo que había sucedido por su
culpa le prometió devolver a la gente desterrada a la montaña, así que mezclo
su sangre con los desterrados dándoles más poder y astucia. Pero no se
percataron que la mezcla con su sangre tenía un precio alto, extendió sus años
de vida también pero con el precio de ingerir sangre. A pesar de ese inconveniente
el hermano mayor acepto.
´´Ambos
hermanos habían jugado su primer movimiento para acabar con el espíritu que los
separo. Pero no contaron que la maldición fuera tan poderosa. El hermano mayor
no solo no pudo volver a la montaña, sino que con el tiempo se fue alejando más
y más del lugar. Perdiendo incluso el recuerdo de donde quedaba. Esperar
pacientemente que disminuyera la maldición; era lo único que quedaba.
Al culminar
el relato Sure recordó porque se le era familiar el cuadro, había una parecido
en la antigua biblioteca del ala sur del castillo. Nadie la usaba desde que su bisabuelo
murió. Pero aquel cuadro tenía dos criaturas, un ave negra y un zorro blanco,
lo sabía porque en el funeral de su abuelo su padre llevo a la biblioteca un
armario pequeño de caoba y ella lo acompaño.
-Aun no
entiendo tu punto.
El Conde la
miro con cautela.
-Las
palabras tienen poder. La maldición que lanzo el espíritu sobre el hermano
mayor y el juramento de él fueron lo que nos trajo a esta guerra. El menor se sintió
tan culpable que hizo que el espíritu abandonara su forma divina para fusionarse
con sus descendientes solo para que la maldición disminuyera, y así darle
oportunidad al juramento del mayor que se cumpliera…
-Solo dices
cuentos antiguos. Yo se la historia y sus consecuencias, soy la Reina.
Un momento
de silencio transcurrió. No se podía evitar ya a estas alturas, si Damion fuera
tenido otra opción la habría tomado, pero este no era el caso. La verdad surgió
de sus labios sin sentimiento en ellas.
-Mi clan desciende
del hermano mayor, Suf Ninght , por nosotros corre la sangre de la mujer ave y
la sed de venganza del mayor. Mientras que ustedes descienden del hermano
menor, Azu Linght, pero solamente tú posees el alma reencarnada del espíritu de
la montaña, si tú sigues con vida el espíritu también, por eso queremos cavar con
todos ustedes para que no se vuelva a reencarnar en nadie.
-Y así poder
regresar ¿verdad? - Interrumpió Sure- Pues es una idea ridícula conducida por
el odio. Jamás permitiremos que foráneos habiten en nuestra sagrada tierra, no
importa que desciendan de uno de los fundadores, ustedes son impuros, tienen sangre mezclada con un demonio,
son peores que un hibrido.
Los ojos
escarlatas se endurecieron y una sombría sobra paso por las pobladas cejas. Fulmino
a Sure pero ella aún tenía el fuego azul en sus ojos. Si ella fuera prestado atención
a otra cosa que no fuera al hermoso joven que tenía delante se fuera dado cuenta
que la habitación no se congelaba por mas enfadada que estaba. O que al
finalizar el relato el vampiro había destapado un pequeño frasco de cristal.
Ponto la fragancia le llego a los fosas nasales nublándole la vista Se tambaleo
un paso atrás y luego una hacia delante chocando con el amplio pecho del Conde.
Este la sujeto por los hombros con delicadeza. Trato de no respirar mientras
hablaba.
-Sabía que
pensabas así, por eso hice lo que hice. Tendrás que disculparme pero no puedo
dejar ir después de decirte la verdad ¿entiendes?