lunes, 15 de junio de 2015

El Juego De La Sangre Y La Nieve (Parte 10)

-Conde, aquí tiene las recopilaciones de los últimos movimientos de la guardia real en la semana. Al parecer están tratando de localizar la base para armar una emboscada, han bordeado la frontera en la búsqueda.

-Era lógico que eso sucediera. Pero no nos encontraran tan fácilmente, tendría que destruir el bosque completo y parte de la tierra para cumplir con su objetivo.

-Estamos perdiendo tiempo valioso- Dijo Saelmir- debemos capturar a la familia real y tomar el control del Castillo de Cristal. Debemos explorar más el terreno del castillo y podremos...

-Ser presa fácil para la guardia real- Interrumpió Sevastian- Ya lo hemos intentado y el resultado ha sido el mismo, no hay que subestimar a la Reina y los príncipes. La emboscada fracaso y secuestrar a la princesa no se logró. Debemos enfocarnos en eliminar a la guardia real para tener el mayor control posible sobre la batalla.

-¿Y qué hay de la Reina? Si la capturamos o la matamos...

-Soñar no cuesta nada- Esta vez fue Damion quien corto el dialogo de Saelmir- capturarla con vida nos daría una victoria completa, claro, estamos hablando de la criatura más mortífera y ágil que se encuentra en todo el Reina Helado, no es un presa fácil de atrapar, opondrá todo la resistencia que sea capaz de poner, además de estar resguardada por la guardia real, tendríamos que predecir cada movimiento que ella fuese capaz de hacer para contrarrestarlo y así hacerla caer. Esto es un hecho ya que en la emboscada tendida al príncipe el escuadrón fracaso porque la Reina se encontraba en ella. El resultado fue la completa eliminación del escuadrón.

No cabía duda entre ellos que el Conde de los vampiros consideraba a la Reina de Hielo como un verdadero rival, uno que debía ser eliminado eficazmente. Si querían ganarse el favor del Conde deberían presentar un plan maestro donde aseguraran la captura de la Reina, este era el momento perfecto, pero las ideas eran imprecisas y tenían puntos débiles que desataría su fracaso eminente. Damion les lanzo una larga mirada de desprecio; definitivamente no podía contar con ellos, no en cuanto a estrategias. Sevastian, por ser jefe del grupo de inteligencia y su mano derecha, observaba como la reunión se convertía en una pérdida de tiempo: Realmente no saben cuál es el objetivo, incompetentes.

La reunión termino sin llegar a nada nuevo, a pesar que el Conde acababa de volver de su "expedición de reconocimiento" de cuatros días, por los alrededores del castillo de cristal. Damion se presionaba el puente de la nariz tratando de suprimir la sensación de mareo. Se acostumbró muy rápido al encierro y salir de pronto era casi sofocante. Tengo que trabajar en eso. Pensó con desagrado. Sevastian cerro la cortina proporcionando algo de privacidad, se dirigió a un lado de Damion, procurando hablar bajos.

-¿Estas bien, Damion?

-Solo un poco cansado. Es todo.

-¿Nada más? Te conozco lo suficiente para darme cuenta de tu irritación.

-Cómo no voy a estar irritado si no han pensado ni una madera de avanzar sin sacrificar a nuestra gente en el proceso. ¿De verdad lo tengo que hacer todo yo? Cielos, si fuera sabido eso antes no fuera permitido que organizaras estas juntas improductivas. No tengo tiempo para lidiar con incompetentes.

-Solo están desorientados. Ya estaban comenzando asimilar que te habían capturado, y estaban planeando como rescatarte. Al ver que no era así han vuelto a los planes originales.
Damion se quedó en silencio por un momento, sumergiéndose en los hechos que lo liberaron de su cautiverio: Un chica rubia perdiendo el color rosado de sus labios y mejillas, una ventana abierta, la luna ocultándose por las caprichosas nubes, Carrie como una estatua esperándolo donde siempre. Ella por ser su sirvienta sanguínea su instinto estaba alerta cuando Su Amo estaba cerca. Realmente fue una sorpresa que no iba a desaprovechar. Si no fuera sido por eso ¿cuánto tiempo la Reina lo iba a retener en ese cuarto? ¿Que fuera pasado con su clan?

-Es ridículo. Tu sabía que estaba en una expedición.

-Lo sé. Pero tus expediciones solo no habían durado más de dos días.

-Eso quieres decir que tú también pensaste que era un miserable prisionero de los muñecos de nieves.

-No...- Dijo Sevastian con un tono frío.- Ya fueran hecho alarde de la victoria.

-Ya veo.

Otro momento de silencio se prolongó. Se podía escuchar el murmullo del viento sobre la campaña. Los vampiros estaban montado guardia lo suficientemente lejos para no poder escuchar a los líderes del clan hablar. Sevastian se sentó y apoyo su codo en la mesa para descansar su rostro en esa mano.

-Ese informante tuyo esta vez sí que te entretuvo ¿Sera por la herida de tu brazo derecho?

Damion no se movió, aun veía a la nada, absorto en sus recuerdo, pero pudo sentir el tono pícaro de su hermano al decir "informante" Eso lo llevo a pensar en lo difícil que era ocultarle la herida del brazo cuando esta no estaba sana por completo. Una herida que no era de guerra, era más un recordatorio de que los juegos sexuales eran peligros, o más bien que los deseos apasionados tienen sus graves consecuencias. Suprimió una sonrisa para no delatarse tan rápido.

-No me percaté de que el sol ya había salido. Tuve que esconderme en su casa por un rato.

-Qué extraño que no fueses bebido de su sangre para recuperarte más rápido.

-¿Cómo te diste cuenta?- Dijo Damion sin ningún rastro de emoción.

-Soy tu hermano. Dime ¿Es mujer o hombre? Porque creo que es mujer, y una fogosa.

-¿A qué viene todo esto? ¿Tan aburrido has estado en mi ausencia? si es así, te puede asignar una misión suicida.

-Para nada. Solo he pensado que para la poca recolección de datos que has obtenido de ese informante debería haber algo más que te lleve hacerle tantas visitas frecuentes.
Damion miro de reojo a Sevastian, su rostro no revelaba nada, y su posición era más de aburrimiento que de interés. No podía confiar en lo que mostraba su hermano. Siempre ha sabido ocultar sus verdaderos pensamientos y sentimientos.

-Sabe atender a sus visitas, dependiendo de la intención de esta.

Sevastian lo miro. Un brillo pasó por sus rojos ojos.

-¿Y tú piensas en la calidez de su sangre y en su información de primera nada más?

Una pícara sonrisa se dibujó rápidamente en Damion.

-Y en su forma de moverse donde la pongas.

Esta vez ambos sonrieron. El Conde podía contarle cualquier cosa que no le diera a pensar a su hermano que su informante era la misma Reina. Eso definitivamente no se podia saber hasta que fuera el momento preciso. Aun así se regocijo que los detalles íntimos no fueran un peligro, al contrario, desviaría la atención de Sevastian de la verdadera identidad del informante.

-Veo que disfruta esas exploraciones más de lo que quieres admitir.

-No te lo negare.

-¿Y qué fue lo que te dijo esta vez? A parte de distraerte lo suficiente para que te quemaras.

-Que la Reina está buscando información de dónde venimos y como llegamos aquí.- Bufo.- Está perdiendo el tiempo.

La sonrisa de Sevastian se desvaneció.

-Eso no es bueno Damion. Eso quiere decir que busca conocer a su enemigo para saber cuáles son sus debilidades y fortalezas. Si son hábiles puede sacar conclusiones muy acertadas de eso solo con saber de dónde venimos y como llegamos aquí. Si descubren que somos un conjunto de clanes podrían buscar la manera de dividirnos con tan solo saber de dónde proceden cada uno.

-Dudo que puedan lograr obtener esa información sin capturar alguno de nosotros.

-¿Y si planean hacerlo?

-Ninguno de nosotros dirá nada. Eso fue lo que acordamos si nos capturan.

-Eres muy confiado. Subestimar al enemigo es un error grave que no podemos cometer, otra vez.

-No estoy confiado. Sé que ellos no tienen nada, y no tiene manera de encontrar información sin que nos demos cuenta.

-"Busca y encontraras"

Damion vio de nuevo a su hermano. Él tenía razón, debía actuar rápido, si Sure le había preguntado era porque habría pensado como Sevastian. Debía captura a Ross, la pequeña hermana de la Reina, quien fue la que lo libero de su prisión. Unos ojos tan azules como los de su hermana pero coronada de largos cabellos color del trigo. Ross que lo miraba con un brillo en los ojos. Ross, iría con él al fi del mundo. Damion sonrió.



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