Amas que me ame y aún sabiendo que no lo hago, tú me amas. Deseo que me desees y lo haces. Te colaste en mi vida como mantequilla derretida. Sin previo aviso, con paciencia y comprensión.
Sabes que me avergüenza cada parte de mi ser, pero tú las veneras como quien mira las nubes y suspira el polen que sostiene abril. Eres hermosa porque te amas más que las estrellas a su luz y estás consciente de que soy un monstruo inalterable y eterno, que no cambiará, por más amor que reciba de ti y del resto. Pero eso no te importa, tú sigues aquí. Amas mis garras, como quien conserva una rosa con espinas; Amas mis días malditos y mis noches frías; Deseas mi cuerpo, cuando yo lo odio; Amas mi boca llena de colmillos, cuando sabes que puedo arrancarte la piel de una lamida. No te detienes, no te vas. ¿Por qué lo haces? Jamás me respondes. Eres como la lluvia en mis pétalos marchitos y lo sabes; No deseas irte porque me convertiste en tu hogar, por más insano y roto que esté. Dices amarme más que las flores a la primavera y yo te creo. Y aunque mi corazón esté lleno de tierra, tú siempre te tomas el tiempo para limpiarlo y curar las grietas con tu luz. Entiendes que soy una bestia que no tiene salvación y aún así, me extiendes tus alas para que pueda levantarme.
No sé que puede pasar y siempre tengo miedo de hundirme en el fango. Pero tú estás, siempre volando encima de mis pensamientos, sonriendo a la lejanía, elevándote tan alto que un día juré verte tocar el sol con tus plumas.
No te importa si algún día me rompo, porque estás segura de abrazar todos mis pedazos mientras yo me vuelvo armar. Y aunque mis ojos crueles lloren veneno, no te marchas ni te alejas. Te quedas y me sonríes con el más puro amor. Sé que deseas estar en todos mis momentos, por más oscuros que ellos sean. Y te prometo dejarte estar, mientras aún pueda respirar.
Autor: S.A