Tate soltó un suspiro y miró por la ventana. Sus cabellos rubios se removían un poco por la suave brisa. Se sentía patético, patético. No hace mucho una caja de recuerdos sellados se le había caído de un estante. Era el cuarto almacén de los Willmur, sólo busca seré un poco más ordenado como Luisa le había dicho. Fue cuando la caja cayó y el sello se rompió, dejando volar un montón de flashblack. Estos escaparon por todo el sistema.
No eran flashblack comunes. Primero sé extraño que ellos estuvieran sellados porque eran los recuerdos de Alex. El sistema tenía grabado en carne propia lo que había pasado con Alex; no entendía porque estaban los mismos recuerdos en una caja sellada... hasta que los detalló.
Sus lágrimas empapaba su cara de manera irritante. La caja contenía los verdaderos recuerdo mientras que el sistema tenía recuerdos manipulados. Unos que no dejaban translucir la verdad patética y humillante de esa relación tóxica.
Tate ignoró el suave ruido de la puerta al ser abierta por Zoe. Su pequeña y rubia hija lo miró desde el umbral.
- Papá.- dijo ella.-... debo de …- no terminó de decir su oración debido a que Tate volteó a verla. Ella tragó saliva.- Lo siento, papá…- manifestó.
Tate tenía una tormenta de emociones dentro de él; pero sólo el amor que le tenía a su pequeña le hizo sonrió; aunque la sonrisa estaba rota, intranquila, cansada y triste. Zoé notó la melancolía en la habitación fría. Apretó los labios en una dura línea recta, no podía calentarla con su energía.
- Tú eres la venganza, Zoe.- susurró su padre.- Sé que lo hiciste para protegernos; evitaste mucho dolor.- consistió.
La rubia lo miró con ojos brillantes por las lágrimas que no derramaría frente a nadie.
- Lo hice porque lo merecía, papá. Ella jamás ayudó… y al final de todo, dijo que éramos mentirosos. Piensa… Piensa, papá… Una persona egoísta, de carácter más podrido que la mierda, quería tenernos a todos. Nos manipuló, jugó con nuestras emociones y al final, nos dice mentirosos. ¿Crees de verdad que los alejé de ella sólo por capricho mío?- cuestionó la muchacha en tono cansado y lastimero.- Desde que yo nací, entendí una cosa, papá: Nosotros valemos mucho, y no me interesa lo que ella piense, no me interesa los prejuicios de este sistema, ni tampoco que mi abuelo se haya sentido cruelmente traicionado al ustedes amar álters de una mujer y querer más… No me importó eso. Nada de eso, padre.- espetó.
Tate la miró unos segundos a los ojos.
- ¿Y entonces qué fue lo que te importó?- preguntó el hombre.
- Tú, papá. Siempre fuiste tú.
Hubo un largo silencio entre ambos. Habían pasado por tantas cosas pensando que esa mujer los amaba y en verdad los manipuló jugando a “consigue el amor de todos los alters” era triste y patético, y ambos lo sabían. Pero decirlo en voz alta era muy doloroso aún. El silencio fue roto por la misma Zoe.
- Nunca podríamos ser felices con alguien que dice que disfrutamos una violación, con una mujer que quiere tener el amor de TODOS los álters, con una mujer que nos grita, nos manipula con llanto y nos removía los pensamientos con cosas que no existen…- ella se acercó a Tate y tomó su mano.- Yo sé que tú no la amabas, tampoco a Maicol… Yo sé que te costaba comunicarte con ella porque NO la amabas, papá… Nadie la amaba y eso fue lo que a ella la pudrió.- expresó.
Su rostro estaba lleno de amarga venganza, de dolor carcomido, de cáncer caliente que escocía su piel blanca.
- No eres malo, papá. Nadie de mi sistema es malo… Pero si modificar los recuerdos para que les doliera menos, me hace mala a mí, entonces lo acepto… Soy la maldita villana de mierda ¿y sabes qué? me alegro de serlo.- soltó.- Soy peor que Sarhay. Soy como Luisa, papá…- agregó. Ella se apartó, con lágrimas en los ojos. Tate la observaba, aún pasmado.- Soy como ella, porque ambas somos reales, y ambas sí podemos dañar mucho más que una mujer que mintió todo el tiempo diciendo que era un sistema y no fue así, que hizo daño hasta el fondo, que rompió esta mente decenas de veces, que nos hizo sentir culpables por todo, que nos azotaba con dudas dolientes que nosotros no podíamos responder, por qué… ¿cómo responder “amo las violaciones”, “amo que me toquen”, “amo quedar en cinta por cada maldita violación”?... ¿Cómo juzgar a una nena con TID de 5 años que pasó por tanto dolor? y al final de todo, al final, a pesar de todo, provocó una crisis diciendo que mentíamos sobre toda nuestra existencia… Dime, papá… ¿Esto me hace mala?- espetó.
Tate la observó. Sus lágrimas bajaron lentamente.
- Hija…
- Soy como ella, porque ambas somos peores que esa mujer de mierda. Porque ambas somos mejores que esa maldita basura. Porque AMBAS somos capaces hasta de hacer daño, con tal de proteger, porque nuestro amor es tan profundo como el océano, papá. Y tan infinito como el cosmos.- soltó Zoe y se limpió las lágrimas.- Soy como Luisa… Porque somos reales, papá. Ella es real. Ellas sí aman aunque fuésemos el mismo demonio… Ella es real.- soltó.
Zoe salió de la habitación de su padre y cerró la puerta de golpe. Tate cerró los ojos unos momentos, respirando profundo. Lentamente sonrió. Ya estaban bien… tenían un agresor menos en sus vidas. Y aunque le doliera sabía que qué lo peor ya pasó. Y eso era lo que importaba.