Noel inspiró profundo. Podía sentir el aire rozar sus cabellos secos y calientes por el sol. Los árboles se removían.
Se quitó la playera sudada, y la dejo en la orilla cuidadosamente doblada, se inclinó y tocó la fresca agua, la temperatura era perfecta para ese clima cálido. Tomo agua entre sus manos y se mojo la cara, el cuello y por último el cabello. Miro fijamente el agua mientras se quitaba sus zapatos y el pantalón roto, este lo doblo igual que su playera y la colocó sobre ella.
Miró unos instantes más allá. El manantial se extendía, la bella cascada intimidaba y asombraba en un perfecto equilibrio una de otra. Se adentró un poco más al agua fría.
Dejó escapar un suspiro.
- Parece que el baño te está cayendo bien.- dijo una voz suave y burlona.
Noel no respondió.
El agua estaba cristalina; El moreno sumergió gran parte de su cuerpo. Alzó la mirada y observó la cascada, el agua removiéndose por la fuerza y él siendo halado suavemente hacia el remolino que hacía el agua al caer.
Se sumergió esta vez por completo y nadó a través del bello nacimiento de agua. Salió para respirar un poco. Su cabello estaba empapado, se pegaba a la nuca y del rostro escurría ese líquido cristalino y fresco que devolvía la vida al más sediento.
Noel la miró por fin.
- ¿Por qué no entras, Luisa? ¿o acaso tienes miedo?.- dijo él sonriendo de lado y volvió a sumergirse.
Luisa lucía un suave vestido azul. Se quedó mirando en dirección donde Noel se había sumergido. Tenía un tierno sonrojo que cubría gran parte de su cuello y pecho.
Ella alzó su mentón tomó sus gafas y las puso en la orilla, luego se quitó con suavidad el vestido hasta quedar en prendas íntimas; Un top blanco y una pequeña braga oscura. Dejo los lentes envueltos en el vestido. Y fue sumergiéndose lentamente. El agua fresca acariciaba cada uno de sus poros y ella inhaló la frescura del aire.
Luisa miró para todos lados. Noel aún no salía del agua y eso la inquietó un poco.
Comenzó a nada por debajo del agua por unos segundos y salió. Su larga cabellera marrón yacía empapada. Se limpió el rostro para observar mejor.
- ¿Noel? ¡Noel! — soltó. Ella bufó.
"Quiere asustarme" pensó la mujer “pero no podrá”.
Ella nadó unos minutos más, sumergiendo su delgado cuerpo por el agua; Disfrutando de la sensación de frescura en un día tan caliente. Al volver a la superficie del agua sintió miedo y la preocupación apoderarse de ella.
- ¡Noel, ya basta!- soltó.- ¡Se que estás por ahí!.- expresó de mala gana. Odiaba sentirse preocupada. Ella apretó los labios.- ¿Noel? ¡Noel! ¡ya, en serio!.- manifestó.
Su preocupación se convertía en furia y después regresaba la preocupación.
Tragó saliva y miró por todas partes. ¿Dónde estaba Noel?
Frunció el ceño y decidió buscarlo. La mujer se sumergió completamente y comenzó a nadar bajo el agua. La luz del día atravesaba la superficie del agua en formas de diáfanas extrañas que iluminaban las profundidades.
No había rastro de él.
Ella salió de nuevo y respiró.
- ¡Noel! ¡Noel!.- gritó con fuerza.
Volvió a sumergirse y nadó a través de las aguas.
Luisa logró visualizar una cueva natural por debajo de la cascada. Salió nuevamente a la superficie y respiró profundo. Sentía sus pulmones exigir el oxígeno en forma de un espeluznante dolor que no se llevaba bien con todas las emociones que intentaba sobrellevar.
- Debe estar ahí.- dijo en un jadeo.
Luego de unos minutos de recuperarse, volvió a sumergirse.
Luisa nadó hacia la cueva. Sus manos tuvieron que fijarse bien entre las piedras. La fuerza de la cascada la golpeaba con ímpetu. Sentía su espalda ser taladrada con una fuerza inimaginable.
En esos momentos un pensamiento sacudió su mente; La fuerza de la naturaleza no era comparable con nada.
Logró llegar hasta la cueva y nadó con todas sus fuerzas atravesando el tunel natural. A este punto, Luisa sentía sus pulmones gritar por aire.
Sintió desesperación al no ver final. Por unos momentos creyó que moriría ahogada porque no podría regresar ni cruzar la zona de la cascada.
Fue cuando vio un poco de luz atravesando una superficie.
Luisa logró salir. Comenzó a jadear por aire; Su pecho subía y bajaba con fuerza siniestra.
- Maldición.- soltó la chica en voz sumamente baja, producto de los jadeos.
Se talló los ojos y observó con más calma el lugar donde estaba.
"Dentro de la montaña" se dijo.
Había pequeña luminosidad. Algunos cuantos agujeros en la cara interna de la montaña, dejaba entrar los rayos del sol.
Todo estaba cubierto por agua y algunas cuantas zonas de tierra se alzaban por encima como pequeñas islas de tierra o archipiélagos internos.
Era hermoso.
- ¡Noel!.- gritó. Su voz hizo un suave eco.
Algunos pajaritos se asustaron y salieron por algunos de los agujeros de la montaña.
Luisa nadó por arriba del agua hasta llegar a una zona baja. La tierra estaba iluminada por un enorme rayo de luz que entraba por arriba. Se podía ver algo de enredadera y arboleada en la cima.
Era preciosa la vista.
Un suave aplauso la hizo estremecerse. El eco que produjo ambas palmas se fue repitiendo a través del lugar.
- Lograste llegar hasta aquí.- dijo Noel apareciendo detrás de ella. Su voz resonó atrás de la oreja húmeda de la chica.
Luisa llevó su codo con toda su fuerza atrás y logró clavárselo en el torso de Noel. Volteo con furia en los ojos.
- ¡Eres un imbécil! ¡me tenías preocupaste cabeza hueca!.- soltó la chica.
Noel la observó. Se llevó su mano a la donde le atinó Luisa, pero no dijo palabra alguna. Sus labios lentamente sonrieron.
- Ven aquí.- dijo suavemente Noel.
Extendió su mano, sin tocarla; Pidiéndole en silencio que tomara la suya. Cuando Luisa vio la dulce sonrisa, se sonrojó enseguida. Sentía un conjunto de sentimientos entre pena y cólera.
"Se merece el golpe" pensó, tratando de disipar sus sentimientos.
Ella soltó un suspiro y colocó su mano encima de la de Noel. El aludido sonrió.
- Te mostraré algo, Luisa...
Ella tragó saliva y asintió, dejándose guiar.
**********
Habían atravesado unas cuantas enredaderas hasta llegar a un suave claro. La cima de la montaña yacía abierta y el agua fría y cristalina rodeaba una pequeña isla central a base de piedras.
Ambos nadaron el lecho hasta llegar a las rocas.
Había una suave figura tallada en la piedra; *_Elöhím; Padre de los Elfos_*, decía letras élficas. Era una figura de un hombre con cabellos tallado en oro.
- Estamos en el santuario más importante del Señor Elöhím.- le explicó. Sabía que Luisa amaba la historia y más la historia interna de su pequeño Cosmos.- La leyenda dice que si alguien logra encontrar el santuario sagrado del padre Elöhím, será digno de la fuerza elemental de los elfos por el resto de sus vidas...- añadió. Noel la miró unos segundos. Sus ojos avellanas observaban el rostro ajeno; Cada línea de expresión marcada.- Y que en la realidad, el alma de quien haya encontrado el santuario, será bendecida por todos los dioses y le otorgará su deseo más preciado.- concluyó.
Llevó lentamente su mano a la mano Luisa y entrelazó su dedos con los de ella.
Noel le sonrió. Acarició la mejilla de Luisa, estaba fría. Pudo ver el rostro de Luisa en un estado de trance.
- ¿Cuál es tu deseo, Luisa?.- susurró.- ... Sea cual sea, estoy seguro de que estará bendito y concedido.
Se acercó a ella lentamente. Rozó su nariz contra la nariz Luisa. Por uno segundo ambas pieles frías cosquillearon. Noel se apartó nuevamente y jaló su mano con suavidad.
- ... Es hora de irnos.
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Ya no era todos blanco, pensó internamente Luisa. Tomo una piedra de la orilla y volvió a mirar a la figura del Señor Elöhím. No importaba cuanto lo viera seguía penando que parecía un Kintsagi de roca.
- ¿Un kintsagi en un sistema que no conocía lo que significaba siquiera?.- murmuró para sí misma.- la mente humana es asombrosa, de verdad.
Después de hablar con Tate de que cuando fue a ese lugar con Noel ella lo único que vio fue blanco le dijo que ella sentía que no era bienvenida en ese lugar. Pero no todo es tan rígido como se dice. Allí estaba, logró ver el camino, tuvo que primero calmar sus torbellinos blancos de su interior para entrar.
Solo un alma en calma y con verdadera fe puede entrar allí. Eso lo dedujo. Las dudas hacían que el camino se distorsionaran, y caerías en la locura si tenías cuidado.
Tomo el pecho de la estatua y cerró los ojos. Estaba fría, levemente húmeda, y sentía el musgo debajo de su mano
- Tú no guardas secretos como los demás.- le hablo al elfo de piedra.- eres tan transparente que nadie te ve... ¿será que tú eres el que tiene la última gota de bondad del sistema? Si es así...- Luisa abrió lentamente los ojos y con firmeza preguntó.- esa es la razón porque la que no quieres que venga, sabes que esa gota curaría las cicatrices más profundas de los alters... de todo el sistema Aurora. Si se corrompe...- Suspiro y miró al elfo.- descuida, tendremos cuidado.
Aparto su mano de la piedra y vio como un leve rastro de luz blanca quedaba impregnada. Había sido escuchada.
“Lo más peligro que existe es la verdad” pensó con melancolía. “¿Estarán preparados para afrontarla?”