- ¡Devuelme eso! – gritó irritada Lia.
Era más pequeña que Noel; el moreno con ojos avellana elevó más el teléfono rosa; giró dándole la espalda y observó con enojo el número 911 marcado en la pantalla. Lo borro de inmediato. Las feroces manos de ella arañaban para recuperar su celular.
- No tienes ningún derecho hacer esto Noel. ¡Ya deja de ser un maldito imbecil y devuélvemelo!
- Cálmate primero Lia. Solo quiero hablar contigo… de verdad.
- ¡No te creo! Llevas días siguiéndome, y ahora que estamos cara a cara me sales con esa mierda que no me puedes sacar de la cabeza. ¿Crees que soy imbecil?
- En absoluto.
- Pues dime de una buena vez ¿Que coño te pasa por esa cabeza?
Ella lanzaba golpes a Noel, y este ya cansado soltó el teléfono y tomó las muñecas de ellas con firmeza. La acercó de un tiro a su amplio pecho y la miró a la cara. Sus ojos chocolate lo hipnotizaban, miraba con cólera desbordada, sus mejillas estaban rojas, sus labios normalmente que siempre tenían una sonrisa ahora mostraban una mueca, casi se podia comparar con la mueca desafiante de algún animal pequeño.
- ¡Basta Lia! Si fuera querido ya te fuera hecho daño. Más daño del que tú cabeza puede imaginar. Y aquí me tienes, confensandote lo loco que me tienes. Ya no duermo pensando si ya comiste, si estás bien, si estarás triste o feliz. El estomago se me revuelve cuando pienso que otro es el que te hace reír, que le muestras tus lagrimas, tus sueños, tus secretos… y no soy yo…
Las manos de Noel temblaban. Jamás pensó en decir lo vulnerable que esa pequeña mujer lo hacía sentir. Y que por alguna extraña razón le gustaba que ella fuera la que sostuviera la cadena que estaba atada a su cuello. Se vio arrodillado ante ella y abrazándola por la estrecha cintura. Sabía que en esa posición ella lo podría patear, y no le importo. Ella quedó estática, casi en shock al ver cómo su acosador se aferraba a ella como un niño asustado.. asustado de que ella lo dejara.
Colocó sus largo dedos en los brazos de él y este apreto más su abrazo. Respiro con anhelo el perfume de su ropa y trato de esquivar el pensamiento de saber que estaba a centímetros de puntos placenteros de ellas. Puntos que al ser estimulados sacaría los más suculentos gemidos de su cuerpo y la podían hacer convulsionar de placer.
Su abrazo se hizo más firme. Luchar con ese pensamiento se hizo más difícil por el olor de ella.
- Noel… basta…
- ¡No quiero! ¿No entiendes que esto no lo quiero sentir? ¿Acaso crees que divertido sentirse vulnerable? Tú deberías ser solo una chica más, alguien a quien usar, divertirme un rato y luego desecharla como a todas las demás. Pero no eres como las demás, eres mucho más, más que todas esas mujer superficiales juntas.
Lia apretó los labios. Trato de no pensar, de no sentir, de no actuar como su cuerpo excitado le gritaba que actuara. Y se complicaba más sintiendo al fin a Noel tan cerca de ella. Sus fuertes brazos que la rodeaban la hacían sentirse atrapada, acorralada; su aliento caliente atravesaba la fina tela de la camisa, transmitiéndole anhelo en la piel. Cerró fuerte los ojos al sentir la cabeza de él hundiéndose más en su vientre… ¡Oh! Ese maldito deseo de que él la penetrara se estaba volviendo más fuerte.
- Noel… .- susurró tratando de contener el aliento por sus pensamientos- quítate…
- Por favor…
Noel apretó más su agarre. Lia arrugó la cara al sentir cómo su pantis se mojaba. Rogaba que él no se diera cuenta…
- Noel…
Él no se movió al fin. Ella sientio como poco a poco el agarre de él se desprendía de su cintura. Otra oleada de cólera le recorrió el cuerpo a Lia, pero esta vez por desea con desespero que él se hundiera en su carne. Que la hiciera suya de una buena vez.
“Maldicion” Pensó Lia.
Tomó por los brazos a Noel y lo obligó a levantarse. Este se dejó llevar pensando que ella estaba molesta. Ella lo empujó bruscamente al sofá. Los ojos de Noel se dilataron al ver cómo Lia se sentaba en su regazo con las piernas abiertas. Ella colocó una mano en el hombro de él y la otra en su cuello.
- Lo siento Noel… - susurró conteniendo el aliento.
Lia subió y bajó sus caderas contras las de él una y otra vez de forma rítmica. Rozaba con sus pechos, ya erectos sus pezones bajo la tela, contra el amplio pecho de Noel. Controlo los jadeo lo mejor que pudo.
- No te disculpes.- dijo Noel en su oido.
Tomó las caderas de ellas y aceleró su repetido movimiento, guiándola con las manos. Apretó con fuerza las caderas de Lia mientras él hacía más feroz el choque de ambas caderas. Esto hizo que ella perdiera su agarre y empezara a emitir pequeños gemir contenidos. Noel vio cómo ella cerraba los ojos y mientras abría su boca dejando escapar esos dulces sonidos, como polillas que salen de su escondite; esto le hizo hervir la sangre de placer y empezó a golpear más fuerte sus caderas contra las de ella. Lia clavó las uñas en los brazos de Noel mientras sentía bienvenidos los fuertes golpes contra su cadera. Él la tomó por la nuca e introdujo su lengua en la boca de ella; el beso fue correspondido sin parar los brinco de ella sobre él.
Con un movimiento sutil Noel descubrió las senos de ella; solo los tocó para poder metérselos en la boca y morderlos. Lia gritó de placer, y arañó los brazos de Noel. Este la soltó solo para poder sacarle la camisa. Ella lo imitó al momento. Le arranco la camisa con furia y la arrojó lejo de ellos. Se abalanzó sobre él y lo besó con pasion. Sus pezones duros rayaron el pecho de él. Noel colocó sus manos en la espalda de ella y la apretó con más fuerza contra él.
Lia hundió sus manos entre los negros cabellos de él y tiro de hacia atrás, exponiendo su cuello grueso. Beso, lamió y mordió. Él se tensó y trató de apartarla pero ella aumentó la firmeza de su agarre. Cada vez que Noel trataba de apartarla para besarla ella lo sujetaba con fuerza. Sus manos ya eran las garras de un águila que agarraba su presa; su pequeño cuerpo con grandes caderas y piernas se aferró más al fuerte cuerpo de Noel. Él no quería gemir, será admitir que la presa lo dominaba, pero no quería que ella se desprendiera de su cuerpo. Apretó con fuerza los glúteos y muslos de ella y sintió como Lia se estremecía.
Noel sentía ya dolor dentro de su pantalón, su ereccion estaba siendo lastimada por el cierre del pantalón. Volví a Lia contra el sofá con un rápido giro; el aire de los pulmones de ella salió de golpe con el movimiento, y sintió cómo Noel rápidamente le quitó el pantalón de un tirón. Lia por primera vez se sintió la presa mientras noto como un dedo de Noel la pentraba.
Gimió.
- Te haz portado mal. Y por eso lo pagarás.- sentenció Noe con una sonrisa.
Sonrió satisfecho al sentir lo húmeda que estaba Lia.
- Pero mírala.- susurró seductoramente.- si tú ya estás así sin que te haya tocado realmente.
Juguete con un dedo, luego con dos. Lia quedaba quieta mientras saboreaba el momento. Noel sonrió y con el tercer dedo fingir meterlo. Ella se dio cuenta y miró con furia a Noel. Su cara decía que quería más pero su orgullo no la dejaba decirlo.
- ¿Lo quieres?- ronroneo Noel.
- Bastardo.
- Lo soy. – la sonrisa de Noel se ladeó.
Noel se irguió y ella vio con deleite el torso desnudo de Noel bien tonificado y marcado. Él le gusto esa mirada de deseo; se tomó su tiempo para desaprocharse el pantalón y al liberar su miembro erecto ella se le quedó viendo. Lia se trató de incorporar pero él la empujó al sofá, ella volvió a tratar de incorporarse pero él la pentro con 4 dedos de golpe. Lia se retorció y quedó doblada del placer.
- No te he dicho que te puedes levantar.- sonrió Noel.
Tomó la camisa manga larga de ella, que cuidadosamente la había escondido detrás de él, a su alcance cuando se la quito, y le amarró las manos con ella. Luego colocó las manos amarradas detrás de la cabeza de ella. La mordió en el cuello, la clavícula y los senos. Lia elevabo la cadera ya enloquecida.
- ¡¡Noel!!- entre gemidos de agonia.- ¡hazlo ya!
Noel río contra la piel de Lia.
Así que levanto a su compañera, asegurando que sus piernas se sujetará a la cadera de él y ella sintió como la estampaba contra la pared. Su espalda sintió con placer el duro muro. Sus manos Noel las tenía sobre su cabeza y la pentro con su miembro al fin. Ella aferró más sus piernas a las caderas de Noel para tener un sostén. Sintió como su miembro se abría paso entre su carne húmeda. El dulce sonido de piel contra piel la volvía loca.
Ella mordió el hombro de Noel, lo que hizo que las embestidas fueran más profundas y rápidas. De pronto él la colocó sobre el respaldo del sofá boca abajo, dándole la espalda a él. Siento como él hacía algo a su espada.
- ¿Que estás pensando hacer?- pregunto Lia tratando de ver.
- Lo Bueno se hace esperar ¿no lo crees así? – ronroneo Noel.
Ella escucho un ruido de una botella abriéndose y una envoltura. Sintió como Noel la volvía a masturbar digitalmente pero con más calma. Más... meticuloso. Los dedos de él se introducían en ella y chapoteaba en su interior para luego extender sus fluidos por todas partes. Ella abrió mucho las ojos a sentir la humedad fría en su ano.
¡Oh!
- Espero que lo disfrutes tanto como yo- le susurró Noel al oído con picardía.
Sintió como el grueso miembro pasaba tan fácil por detrás mientes ella las descargas eléctrica le recorrían por sus piernas. Al principio Noel fue despacio, controló su deseo de romper a Lia con su miembro. Lia temblaba cada vez que sentía profundizar el miembro de Noel en ella. Se mordía los labios y sentía como irónicamente se sentía más humedad que antes. Él tenía una mano en la espalda de ella y la otra en su cadera. Sentía como el estrecho lugar, húmedo y caliente se volvía blando.
“Y estás acostumbrando ¿no?” Pensó con deleite Noel. Sintió como las piernas de Lia se empezaba a calmar y sonrió. “Listo” pensó divertido.
Tomó ambos lados de la cadera de ella y empezó a penatraba con fuerza y cada vez más profundo. Ella gritó de placer. Ya el ano estaba dilatado y no era doloroso, era placentero las embestidas. Las pechos de Lia bailaron al ritmo de las embestidas, mientras que de su boca salían maldiciones, bendiciones, y las que más le gustaba a su compañero, suplicas a Noel para que no parara. Este hundió sus dedos en la tiene carne de Lia. Mientras él mismo perida el control de su cuerpo y acababa dentro de ella.
Los dos jadeaban exasustos. Ella sentía como su flujo le corrió entre sus piernas y luchaba para recuperar el aliento. El más que satisfecho se inclinó y besó la espada de Lia.
“Lo siento yo Lia. Esto no lo puedo dejar”
Era más pequeña que Noel; el moreno con ojos avellana elevó más el teléfono rosa; giró dándole la espalda y observó con enojo el número 911 marcado en la pantalla. Lo borro de inmediato. Las feroces manos de ella arañaban para recuperar su celular.
- No tienes ningún derecho hacer esto Noel. ¡Ya deja de ser un maldito imbecil y devuélvemelo!
- Cálmate primero Lia. Solo quiero hablar contigo… de verdad.
- ¡No te creo! Llevas días siguiéndome, y ahora que estamos cara a cara me sales con esa mierda que no me puedes sacar de la cabeza. ¿Crees que soy imbecil?
- En absoluto.
- Pues dime de una buena vez ¿Que coño te pasa por esa cabeza?
Ella lanzaba golpes a Noel, y este ya cansado soltó el teléfono y tomó las muñecas de ellas con firmeza. La acercó de un tiro a su amplio pecho y la miró a la cara. Sus ojos chocolate lo hipnotizaban, miraba con cólera desbordada, sus mejillas estaban rojas, sus labios normalmente que siempre tenían una sonrisa ahora mostraban una mueca, casi se podia comparar con la mueca desafiante de algún animal pequeño.
- ¡Basta Lia! Si fuera querido ya te fuera hecho daño. Más daño del que tú cabeza puede imaginar. Y aquí me tienes, confensandote lo loco que me tienes. Ya no duermo pensando si ya comiste, si estás bien, si estarás triste o feliz. El estomago se me revuelve cuando pienso que otro es el que te hace reír, que le muestras tus lagrimas, tus sueños, tus secretos… y no soy yo…
Las manos de Noel temblaban. Jamás pensó en decir lo vulnerable que esa pequeña mujer lo hacía sentir. Y que por alguna extraña razón le gustaba que ella fuera la que sostuviera la cadena que estaba atada a su cuello. Se vio arrodillado ante ella y abrazándola por la estrecha cintura. Sabía que en esa posición ella lo podría patear, y no le importo. Ella quedó estática, casi en shock al ver cómo su acosador se aferraba a ella como un niño asustado.. asustado de que ella lo dejara.
Colocó sus largo dedos en los brazos de él y este apreto más su abrazo. Respiro con anhelo el perfume de su ropa y trato de esquivar el pensamiento de saber que estaba a centímetros de puntos placenteros de ellas. Puntos que al ser estimulados sacaría los más suculentos gemidos de su cuerpo y la podían hacer convulsionar de placer.
Su abrazo se hizo más firme. Luchar con ese pensamiento se hizo más difícil por el olor de ella.
- Noel… basta…
- ¡No quiero! ¿No entiendes que esto no lo quiero sentir? ¿Acaso crees que divertido sentirse vulnerable? Tú deberías ser solo una chica más, alguien a quien usar, divertirme un rato y luego desecharla como a todas las demás. Pero no eres como las demás, eres mucho más, más que todas esas mujer superficiales juntas.
Lia apretó los labios. Trato de no pensar, de no sentir, de no actuar como su cuerpo excitado le gritaba que actuara. Y se complicaba más sintiendo al fin a Noel tan cerca de ella. Sus fuertes brazos que la rodeaban la hacían sentirse atrapada, acorralada; su aliento caliente atravesaba la fina tela de la camisa, transmitiéndole anhelo en la piel. Cerró fuerte los ojos al sentir la cabeza de él hundiéndose más en su vientre… ¡Oh! Ese maldito deseo de que él la penetrara se estaba volviendo más fuerte.
- Noel… .- susurró tratando de contener el aliento por sus pensamientos- quítate…
- Por favor…
Noel apretó más su agarre. Lia arrugó la cara al sentir cómo su pantis se mojaba. Rogaba que él no se diera cuenta…
- Noel…
Él no se movió al fin. Ella sientio como poco a poco el agarre de él se desprendía de su cintura. Otra oleada de cólera le recorrió el cuerpo a Lia, pero esta vez por desea con desespero que él se hundiera en su carne. Que la hiciera suya de una buena vez.
“Maldicion” Pensó Lia.
Tomó por los brazos a Noel y lo obligó a levantarse. Este se dejó llevar pensando que ella estaba molesta. Ella lo empujó bruscamente al sofá. Los ojos de Noel se dilataron al ver cómo Lia se sentaba en su regazo con las piernas abiertas. Ella colocó una mano en el hombro de él y la otra en su cuello.
- Lo siento Noel… - susurró conteniendo el aliento.
Lia subió y bajó sus caderas contras las de él una y otra vez de forma rítmica. Rozaba con sus pechos, ya erectos sus pezones bajo la tela, contra el amplio pecho de Noel. Controlo los jadeo lo mejor que pudo.
- No te disculpes.- dijo Noel en su oido.
Tomó las caderas de ellas y aceleró su repetido movimiento, guiándola con las manos. Apretó con fuerza las caderas de Lia mientras él hacía más feroz el choque de ambas caderas. Esto hizo que ella perdiera su agarre y empezara a emitir pequeños gemir contenidos. Noel vio cómo ella cerraba los ojos y mientras abría su boca dejando escapar esos dulces sonidos, como polillas que salen de su escondite; esto le hizo hervir la sangre de placer y empezó a golpear más fuerte sus caderas contra las de ella. Lia clavó las uñas en los brazos de Noel mientras sentía bienvenidos los fuertes golpes contra su cadera. Él la tomó por la nuca e introdujo su lengua en la boca de ella; el beso fue correspondido sin parar los brinco de ella sobre él.
Con un movimiento sutil Noel descubrió las senos de ella; solo los tocó para poder metérselos en la boca y morderlos. Lia gritó de placer, y arañó los brazos de Noel. Este la soltó solo para poder sacarle la camisa. Ella lo imitó al momento. Le arranco la camisa con furia y la arrojó lejo de ellos. Se abalanzó sobre él y lo besó con pasion. Sus pezones duros rayaron el pecho de él. Noel colocó sus manos en la espalda de ella y la apretó con más fuerza contra él.
Lia hundió sus manos entre los negros cabellos de él y tiro de hacia atrás, exponiendo su cuello grueso. Beso, lamió y mordió. Él se tensó y trató de apartarla pero ella aumentó la firmeza de su agarre. Cada vez que Noel trataba de apartarla para besarla ella lo sujetaba con fuerza. Sus manos ya eran las garras de un águila que agarraba su presa; su pequeño cuerpo con grandes caderas y piernas se aferró más al fuerte cuerpo de Noel. Él no quería gemir, será admitir que la presa lo dominaba, pero no quería que ella se desprendiera de su cuerpo. Apretó con fuerza los glúteos y muslos de ella y sintió como Lia se estremecía.
Noel sentía ya dolor dentro de su pantalón, su ereccion estaba siendo lastimada por el cierre del pantalón. Volví a Lia contra el sofá con un rápido giro; el aire de los pulmones de ella salió de golpe con el movimiento, y sintió cómo Noel rápidamente le quitó el pantalón de un tirón. Lia por primera vez se sintió la presa mientras noto como un dedo de Noel la pentraba.
Gimió.
- Te haz portado mal. Y por eso lo pagarás.- sentenció Noe con una sonrisa.
Sonrió satisfecho al sentir lo húmeda que estaba Lia.
- Pero mírala.- susurró seductoramente.- si tú ya estás así sin que te haya tocado realmente.
Juguete con un dedo, luego con dos. Lia quedaba quieta mientras saboreaba el momento. Noel sonrió y con el tercer dedo fingir meterlo. Ella se dio cuenta y miró con furia a Noel. Su cara decía que quería más pero su orgullo no la dejaba decirlo.
- ¿Lo quieres?- ronroneo Noel.
- Bastardo.
- Lo soy. – la sonrisa de Noel se ladeó.
Noel se irguió y ella vio con deleite el torso desnudo de Noel bien tonificado y marcado. Él le gusto esa mirada de deseo; se tomó su tiempo para desaprocharse el pantalón y al liberar su miembro erecto ella se le quedó viendo. Lia se trató de incorporar pero él la empujó al sofá, ella volvió a tratar de incorporarse pero él la pentro con 4 dedos de golpe. Lia se retorció y quedó doblada del placer.
- No te he dicho que te puedes levantar.- sonrió Noel.
Tomó la camisa manga larga de ella, que cuidadosamente la había escondido detrás de él, a su alcance cuando se la quito, y le amarró las manos con ella. Luego colocó las manos amarradas detrás de la cabeza de ella. La mordió en el cuello, la clavícula y los senos. Lia elevabo la cadera ya enloquecida.
- ¡¡Noel!!- entre gemidos de agonia.- ¡hazlo ya!
Noel río contra la piel de Lia.
Así que levanto a su compañera, asegurando que sus piernas se sujetará a la cadera de él y ella sintió como la estampaba contra la pared. Su espalda sintió con placer el duro muro. Sus manos Noel las tenía sobre su cabeza y la pentro con su miembro al fin. Ella aferró más sus piernas a las caderas de Noel para tener un sostén. Sintió como su miembro se abría paso entre su carne húmeda. El dulce sonido de piel contra piel la volvía loca.
Ella mordió el hombro de Noel, lo que hizo que las embestidas fueran más profundas y rápidas. De pronto él la colocó sobre el respaldo del sofá boca abajo, dándole la espalda a él. Siento como él hacía algo a su espada.
- ¿Que estás pensando hacer?- pregunto Lia tratando de ver.
- Lo Bueno se hace esperar ¿no lo crees así? – ronroneo Noel.
Ella escucho un ruido de una botella abriéndose y una envoltura. Sintió como Noel la volvía a masturbar digitalmente pero con más calma. Más... meticuloso. Los dedos de él se introducían en ella y chapoteaba en su interior para luego extender sus fluidos por todas partes. Ella abrió mucho las ojos a sentir la humedad fría en su ano.
¡Oh!
- Espero que lo disfrutes tanto como yo- le susurró Noel al oído con picardía.
Sintió como el grueso miembro pasaba tan fácil por detrás mientes ella las descargas eléctrica le recorrían por sus piernas. Al principio Noel fue despacio, controló su deseo de romper a Lia con su miembro. Lia temblaba cada vez que sentía profundizar el miembro de Noel en ella. Se mordía los labios y sentía como irónicamente se sentía más humedad que antes. Él tenía una mano en la espalda de ella y la otra en su cadera. Sentía como el estrecho lugar, húmedo y caliente se volvía blando.
“Y estás acostumbrando ¿no?” Pensó con deleite Noel. Sintió como las piernas de Lia se empezaba a calmar y sonrió. “Listo” pensó divertido.
Tomó ambos lados de la cadera de ella y empezó a penatraba con fuerza y cada vez más profundo. Ella gritó de placer. Ya el ano estaba dilatado y no era doloroso, era placentero las embestidas. Las pechos de Lia bailaron al ritmo de las embestidas, mientras que de su boca salían maldiciones, bendiciones, y las que más le gustaba a su compañero, suplicas a Noel para que no parara. Este hundió sus dedos en la tiene carne de Lia. Mientras él mismo perida el control de su cuerpo y acababa dentro de ella.
Los dos jadeaban exasustos. Ella sentía como su flujo le corrió entre sus piernas y luchaba para recuperar el aliento. El más que satisfecho se inclinó y besó la espada de Lia.
“Lo siento yo Lia. Esto no lo puedo dejar”