La rubia camino con sus tacones altos por la calle, haciendo tic tac al avanzar. Llevaba una minifalda animalprin, un top negro y su gran abrigo blanco. Sabía que llamaba la atención y por eso balanceaba sus caderas al andar.
El portero le sonrió pícaramente mientras la saludaba. Ella con su sonrisa serpentina le devolvió el saludo antes de entrar al bar.
Al pasar más de uno la vio de reojo, lo que hizo que levantara más el mentón. Observó a la peliazul sentada en la barra, al acercarse vio como una nube de humo salía de los labios rojos de su amiga.
- Pareces un dragón- se burló Tina de Jane- con esa cara espantaras a todos.
- Cállate perra. Llegas tarde ¿Dónde estabas metida? Me estoy aburriendo aquí.
- Te aburres porque quieres.- Tina observo un hombre alto de cabello negro y ojos verdes sentados al final de la barra, miraba a su amiga mientras bebía- ese tipo de allá está bueno. Te lo pudiste tirar mientras me esperabas.
- ¿Crees que soy como tú, perra caliente?
- No.- dijo Tina mientras le robaba un trago a la cerveza de Jane.- eres peor. Lo conservadora no te pega.
- Ni a ti.- dijo Jane mientras recuperaba su trago y tomaba un gran sorbo.
- Hoy deveras estas aburrida. Te hace falta más acción en ese pantalón.- mientras lo decía le dio una nalgada a Jane; el moreno se les quedó viendo y Tina le guiño el ojo.- los vastos son tan fáciles.
El tipo se acomodó el cuello de la camisa y se levantó de su asiento. Janes vio de reojo como se les acercaba mientras calva otro sorbo a su cigarro.
- Buenas noches damas.- saludó el moreno.
- Piérdete.- declaró Janes.- Si te excitas con las hembras ajenas debes tener cuidado que no te corten las bolas.
Desconcertado miró de Jane a Tina. Tina se rio con malicia.
- Lo siento, mi mujer es un poco temperamental.
El moreno se disculpó y se alejó de ellas. Tina se quitó el abrigo descubriendo sus hombros, aunque no era de senos grandes despedía una sensualidad muy insinuante.
Las dos mujeres pidieron tragos tras tragos. Esa noche era noche de chica aunque Tina fuera muy fogosa le había prometido a Jane que esa noche no se llevaría hombres a la cama. No después de lo qué pasó la última vez.
Reían y vociferaban mientras bebían ron y tequila. El barman era su amigo y pronto el bar completo cobró vida entre apuestas absurdas y bebidas a las dos chicas. La música estaba alta y varios cargaron a Tina ya ebria mientras cantaba una balada. Entre risas un hombre de barba tomó a Tina por la cintura y le habló bajo cerca del oído.
- Que fieresita eres.
- Soy mucha hembra para ti bastardo.- corto Tina empezándolo.
Se tambaleó un momento pero se recuperó. Busco a Janes entre la multitud y vio que estaba en pleno juego de pulse con un tipo que le doblaba la estatura. El tipo sudaba mientras Janes bebía su último trago de cerveza sin dejar caer la mano. Se notaban que todos apoyaban a la peliazul en eso.
Tina sintió que su teléfono vibraba, lo sacó y vi el número. Frunció el ceño. No quería contestar. Se cayó la llamada y vio cómo él volvía a llamar. Tina vio en dirección de Janes, está venció al tipo grande rápidamente y los victoreos se elevaron. La rubia miró otra vez su teléfono sonar y salió a tropezones del local.
La basura hacía que el callejón húmedo fuera más desagradable. Tina contesto a Alex, su ex tóxico. No quería hacerlo pero tenía tiempo sin escuchar su voz, solo quería saber si estaba bien.
- ¿hola?
Tina no escucho a nadie del otro lado. El alcohol hizo que su enojo creciera más. Trato al principio hacer hablar a Alex pero al no lograrlo se irritó. Estaba empezado a insultarlo cuando algo la golpeó y la puso contra la pared. Su teléfono cayó contra el suelo sucio y ella sintió como la rústica pared le hacía daño en la cara. Unas fuertes manos sujetaron sus brazos en la espalda.
- No te muevas perra.- el olor a alchola y cigarro sofoco a Tina.- si gritas te romperé el cuello.
Tina forcejeó pero el hombre le doblaba el tamaño. Escucho como se quitaba el sintieron. Ella gritó y él empujó su cabeza contra la pared dejándola aturdida. Tina mareada ya estaba llorando “otra vez no..” gritó para sus adentros. Sintió como el tipo le levantaba la minifalda y bajaba sus bragas. Ella se sacudió con más fuerza y de nuevo él la estampó contra la pared.
- Madita perra ¡quédate quieta de una buena vez! Te daré lo que estás pidiendo a gritos con esa puta falda endemoniadamente corta.
Tina apretó los dientes, lloraba ya, nadie la escucharía… otra vez. Un fuerte golpe se oyó y la rubia sintió como su agresor la liberaba.
- ¡Desgraciado me las paga…!
Otro golpe fuerte. Tina temblando miró sobre su hombro y vio una silueta golpeaba en la entre pierna del hombre gordo y con barba. Este último se dobló profierendo un gemido animal. Al estar doblado el hombre más delgado lo tomó del cabello y le dio un rodillazo en la nariz. La sangre corría a chorros por el piso mientras que el gordo caía de bluces al piso. Una vez en el piso el otro hombre le ascento tres patadas por el culo. La rubia pensó que para el tamaño de ese hombre era bastante agresivo.
- ¿Estás bien? – le preguntó el hombre misterioso. Su voz era muy calmada.
Se le acercó a Tina poco a poco con las manos en alto.
- No tengas miedo… no te haré daño.
Tina se subió las bragas y bajo su falda. Vio con asombro que era un joven de su edad, con cabello castaño y lentes. Su ropa era la típica de niño bueno, cuello de tortuga y pantalones de vestir claros.
- ¿Cómo se yo que eres el cómplice de ese hijo de perra que se quiere hacer el héroe?- sisaño la rubia mostrando los dientes.
El joven abrió mucho los ojos, eran de un marrón achocolatado con mirada tierna. Sus labios se hicieron una fina línea apretada. Miró a Tina por unos segundo y retrocedió unos pasos. La rubia pensó que se iría pero vio cómo se agachó y recogió algo. Al erguirse extendió el objeto en dirección de la chica. Tina vio que se trataba de su celular.
- No quiero hacerte daño… solo pasaba cerca de aquí y te escuché gritar… creo que esto es tuyo ¿no?
La rubia le arrebató su celular. La llamada se había cortado. No le sorprendió. Miró con desconfianza al joven, este se metió las manos en el bolsillo y empezó a retroceder.
- Creo que ya estás bien…
- Espera… - la voz de Tina le sonó ronca y sintió su garganta seca.- … eh.. gracias.
El joven sonrió y su cara se iluminó con ternura. Tina sintió como su corazón latía. Pensó que el miedo aún no le abandonaba el cuerpo y por eso sus piernas se sentían débiles. Sin darse cuenta las lágrimas le empezaron a brotar, se le hizo un nudo en la garganta y un hueco en el estómago. El joven no se movió mientras ella trataba ferozmente limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano.
- Ten.- dijo el joven extendiéndole un pañuelo de tela.
Tina río histericamente.
- En pleno siglo XXI ¿Quién llevaba un pañuelo en el bolsillo?- sentenció Tina con acidez.
- Alguien que fue criado en la vieja escuela y que no le gusta ver a las niñas lindas llorar.- respondió con dulzura el joven.
- ¿Acaso tienes complejo de príncipe azul?- repicó la rubia.
El joven se encongio de hombros y sonrió dulcemente.
- De caballero más bien. Un príncipe no se ensuciaría las manos con basuras como esa.
Hizo una señal con su barbilla lampiña en dirección del gordo noqueado. Tina observó lo golpeado que estaba su agresor, y miró a ml joven.
- ¿Cómo alguien como tú pudo con alguien como él?
- Tuvo de metal en la nuca.- se encogió de hombros divertido.
La rubia miró de nuevo el pañuelo. Y lo tomo. Los hombres siempre la estaba usando. Pero este…
- ¿Y qué esperas? ¿Algún tipo de recompenza?
- Me basta con que vuelvas a sonreír.
- ¿Te han dicho que eres irritantemente dulce?
- Más seguido de lo que piensas. Hasta una vez mis propios padres me cambiaron el nombre solo porque era muy afeminado. El bullying familiar no tiene precio.
Tina soltó una carcajada. Era la cosa más ridícula que había escuchado durante la noche… y la más tierna. Vio cómo su salvador se reía y la miraba dulcemente. Esto la hizo sonrojarse.
- Me alegra que aún puedas reírte.
- ¿Y puedo saber cómo se llama mi caballero?
- Luis. Un placer. ¿Y usted cómo se llama?
- Tina.
Luis se ofreció acompañarla hasta adentro para que llamara un taxi. Ella dejó que él la conduciera hasta la barra donde estaba el amigo de Tina. Este miró extrañado al joven conservador, vestido muy formal para un bar. Vio a la rubia que tenía el maquillaje algo corrido y le hizo señal si fue él causante. Tina negó con la cabeza.
- ¿Dónde está Janes?
- Pasando cometo con la pandilla en los dardos.- respondió el barman.
- Ya puedes irte Luis, mi amiga está aquí aún. Me iré con ella.
- Esta bien. Solo quiero dejarte en sus manos y me voy.
- ¿En manos de quien vas a dejar a mi amiga?- la voz ruda de la peli azul se escucho detrás de Luis.
Este al ver a Janes quedó pasmado. Janes a pesar de su comportamiento masculino era una mujer llamativa y atractiva. El joven se sonrojó cuando Janes le sostuvo la mirada con ferocidad. Tina se rio con cañas a ver cómo su gran salvador se indinidaba con Janes.
- Janes, este es Luis. Lo acabo de conocer.
- ¿Así?- dijo la peli azul enarcaron un ceja- ¿Y cómo se conocieron?
Janes miró el maquillaje corrido de Tina de manera acusadora, para fulminar al joven con sus fríos ojos.
- Soy un tonto. Mi teléfono murió cuando me caí en la calle, Tina me vio y se echó a reír tanto que empezó a llorar de la risa. Por suerte se calmó lo suficiente para pedirte que me prestara para llamar a mi novia. Eso me pasa por estar peleando por teléfono en plena calle.
Tina miro asombrada a Luis y luego a su amiga. Soltó una risa histérica mientras el joven se encogía de hombros apenado.
- Bien…- Jane se le quedó viendo a los dos por unos momentos.- buscare el dinero que me gane en las apuestas y nos vamos Tina.
La peli azul les dio la espalda después de sostener la mirada del joven.
- ¿Por qué mentiste? – pregunto Tina sin dejar de mirar cómo se alejaba su amiga.
- Porque no creo que le quieres contar de una vez a tu amiga lo qué pasó. ¿Tal vez más tarde cuando estes lo suficientemente calmada para hablar?
Tina vio a Luis a los ojos y este sonrió dulcemente.
- ¿Seguro que eres vasto? Creo que si eres bastante afeminado.- Tina volvió a tener su sonrisa serpentina.- Luisa.
Luis se rio y Tina lo secundó.
El portero le sonrió pícaramente mientras la saludaba. Ella con su sonrisa serpentina le devolvió el saludo antes de entrar al bar.
Al pasar más de uno la vio de reojo, lo que hizo que levantara más el mentón. Observó a la peliazul sentada en la barra, al acercarse vio como una nube de humo salía de los labios rojos de su amiga.
- Pareces un dragón- se burló Tina de Jane- con esa cara espantaras a todos.
- Cállate perra. Llegas tarde ¿Dónde estabas metida? Me estoy aburriendo aquí.
- Te aburres porque quieres.- Tina observo un hombre alto de cabello negro y ojos verdes sentados al final de la barra, miraba a su amiga mientras bebía- ese tipo de allá está bueno. Te lo pudiste tirar mientras me esperabas.
- ¿Crees que soy como tú, perra caliente?
- No.- dijo Tina mientras le robaba un trago a la cerveza de Jane.- eres peor. Lo conservadora no te pega.
- Ni a ti.- dijo Jane mientras recuperaba su trago y tomaba un gran sorbo.
- Hoy deveras estas aburrida. Te hace falta más acción en ese pantalón.- mientras lo decía le dio una nalgada a Jane; el moreno se les quedó viendo y Tina le guiño el ojo.- los vastos son tan fáciles.
El tipo se acomodó el cuello de la camisa y se levantó de su asiento. Janes vio de reojo como se les acercaba mientras calva otro sorbo a su cigarro.
- Buenas noches damas.- saludó el moreno.
- Piérdete.- declaró Janes.- Si te excitas con las hembras ajenas debes tener cuidado que no te corten las bolas.
Desconcertado miró de Jane a Tina. Tina se rio con malicia.
- Lo siento, mi mujer es un poco temperamental.
El moreno se disculpó y se alejó de ellas. Tina se quitó el abrigo descubriendo sus hombros, aunque no era de senos grandes despedía una sensualidad muy insinuante.
Las dos mujeres pidieron tragos tras tragos. Esa noche era noche de chica aunque Tina fuera muy fogosa le había prometido a Jane que esa noche no se llevaría hombres a la cama. No después de lo qué pasó la última vez.
Reían y vociferaban mientras bebían ron y tequila. El barman era su amigo y pronto el bar completo cobró vida entre apuestas absurdas y bebidas a las dos chicas. La música estaba alta y varios cargaron a Tina ya ebria mientras cantaba una balada. Entre risas un hombre de barba tomó a Tina por la cintura y le habló bajo cerca del oído.
- Que fieresita eres.
- Soy mucha hembra para ti bastardo.- corto Tina empezándolo.
Se tambaleó un momento pero se recuperó. Busco a Janes entre la multitud y vio que estaba en pleno juego de pulse con un tipo que le doblaba la estatura. El tipo sudaba mientras Janes bebía su último trago de cerveza sin dejar caer la mano. Se notaban que todos apoyaban a la peliazul en eso.
Tina sintió que su teléfono vibraba, lo sacó y vi el número. Frunció el ceño. No quería contestar. Se cayó la llamada y vio cómo él volvía a llamar. Tina vio en dirección de Janes, está venció al tipo grande rápidamente y los victoreos se elevaron. La rubia miró otra vez su teléfono sonar y salió a tropezones del local.
La basura hacía que el callejón húmedo fuera más desagradable. Tina contesto a Alex, su ex tóxico. No quería hacerlo pero tenía tiempo sin escuchar su voz, solo quería saber si estaba bien.
- ¿hola?
Tina no escucho a nadie del otro lado. El alcohol hizo que su enojo creciera más. Trato al principio hacer hablar a Alex pero al no lograrlo se irritó. Estaba empezado a insultarlo cuando algo la golpeó y la puso contra la pared. Su teléfono cayó contra el suelo sucio y ella sintió como la rústica pared le hacía daño en la cara. Unas fuertes manos sujetaron sus brazos en la espalda.
- No te muevas perra.- el olor a alchola y cigarro sofoco a Tina.- si gritas te romperé el cuello.
Tina forcejeó pero el hombre le doblaba el tamaño. Escucho como se quitaba el sintieron. Ella gritó y él empujó su cabeza contra la pared dejándola aturdida. Tina mareada ya estaba llorando “otra vez no..” gritó para sus adentros. Sintió como el tipo le levantaba la minifalda y bajaba sus bragas. Ella se sacudió con más fuerza y de nuevo él la estampó contra la pared.
- Madita perra ¡quédate quieta de una buena vez! Te daré lo que estás pidiendo a gritos con esa puta falda endemoniadamente corta.
Tina apretó los dientes, lloraba ya, nadie la escucharía… otra vez. Un fuerte golpe se oyó y la rubia sintió como su agresor la liberaba.
- ¡Desgraciado me las paga…!
Otro golpe fuerte. Tina temblando miró sobre su hombro y vio una silueta golpeaba en la entre pierna del hombre gordo y con barba. Este último se dobló profierendo un gemido animal. Al estar doblado el hombre más delgado lo tomó del cabello y le dio un rodillazo en la nariz. La sangre corría a chorros por el piso mientras que el gordo caía de bluces al piso. Una vez en el piso el otro hombre le ascento tres patadas por el culo. La rubia pensó que para el tamaño de ese hombre era bastante agresivo.
- ¿Estás bien? – le preguntó el hombre misterioso. Su voz era muy calmada.
Se le acercó a Tina poco a poco con las manos en alto.
- No tengas miedo… no te haré daño.
Tina se subió las bragas y bajo su falda. Vio con asombro que era un joven de su edad, con cabello castaño y lentes. Su ropa era la típica de niño bueno, cuello de tortuga y pantalones de vestir claros.
- ¿Cómo se yo que eres el cómplice de ese hijo de perra que se quiere hacer el héroe?- sisaño la rubia mostrando los dientes.
El joven abrió mucho los ojos, eran de un marrón achocolatado con mirada tierna. Sus labios se hicieron una fina línea apretada. Miró a Tina por unos segundo y retrocedió unos pasos. La rubia pensó que se iría pero vio cómo se agachó y recogió algo. Al erguirse extendió el objeto en dirección de la chica. Tina vio que se trataba de su celular.
- No quiero hacerte daño… solo pasaba cerca de aquí y te escuché gritar… creo que esto es tuyo ¿no?
La rubia le arrebató su celular. La llamada se había cortado. No le sorprendió. Miró con desconfianza al joven, este se metió las manos en el bolsillo y empezó a retroceder.
- Creo que ya estás bien…
- Espera… - la voz de Tina le sonó ronca y sintió su garganta seca.- … eh.. gracias.
El joven sonrió y su cara se iluminó con ternura. Tina sintió como su corazón latía. Pensó que el miedo aún no le abandonaba el cuerpo y por eso sus piernas se sentían débiles. Sin darse cuenta las lágrimas le empezaron a brotar, se le hizo un nudo en la garganta y un hueco en el estómago. El joven no se movió mientras ella trataba ferozmente limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano.
- Ten.- dijo el joven extendiéndole un pañuelo de tela.
Tina río histericamente.
- En pleno siglo XXI ¿Quién llevaba un pañuelo en el bolsillo?- sentenció Tina con acidez.
- Alguien que fue criado en la vieja escuela y que no le gusta ver a las niñas lindas llorar.- respondió con dulzura el joven.
- ¿Acaso tienes complejo de príncipe azul?- repicó la rubia.
El joven se encongio de hombros y sonrió dulcemente.
- De caballero más bien. Un príncipe no se ensuciaría las manos con basuras como esa.
Hizo una señal con su barbilla lampiña en dirección del gordo noqueado. Tina observó lo golpeado que estaba su agresor, y miró a ml joven.
- ¿Cómo alguien como tú pudo con alguien como él?
- Tuvo de metal en la nuca.- se encogió de hombros divertido.
La rubia miró de nuevo el pañuelo. Y lo tomo. Los hombres siempre la estaba usando. Pero este…
- ¿Y qué esperas? ¿Algún tipo de recompenza?
- Me basta con que vuelvas a sonreír.
- ¿Te han dicho que eres irritantemente dulce?
- Más seguido de lo que piensas. Hasta una vez mis propios padres me cambiaron el nombre solo porque era muy afeminado. El bullying familiar no tiene precio.
Tina soltó una carcajada. Era la cosa más ridícula que había escuchado durante la noche… y la más tierna. Vio cómo su salvador se reía y la miraba dulcemente. Esto la hizo sonrojarse.
- Me alegra que aún puedas reírte.
- ¿Y puedo saber cómo se llama mi caballero?
- Luis. Un placer. ¿Y usted cómo se llama?
- Tina.
Luis se ofreció acompañarla hasta adentro para que llamara un taxi. Ella dejó que él la conduciera hasta la barra donde estaba el amigo de Tina. Este miró extrañado al joven conservador, vestido muy formal para un bar. Vio a la rubia que tenía el maquillaje algo corrido y le hizo señal si fue él causante. Tina negó con la cabeza.
- ¿Dónde está Janes?
- Pasando cometo con la pandilla en los dardos.- respondió el barman.
- Ya puedes irte Luis, mi amiga está aquí aún. Me iré con ella.
- Esta bien. Solo quiero dejarte en sus manos y me voy.
- ¿En manos de quien vas a dejar a mi amiga?- la voz ruda de la peli azul se escucho detrás de Luis.
Este al ver a Janes quedó pasmado. Janes a pesar de su comportamiento masculino era una mujer llamativa y atractiva. El joven se sonrojó cuando Janes le sostuvo la mirada con ferocidad. Tina se rio con cañas a ver cómo su gran salvador se indinidaba con Janes.
- Janes, este es Luis. Lo acabo de conocer.
- ¿Así?- dijo la peli azul enarcaron un ceja- ¿Y cómo se conocieron?
Janes miró el maquillaje corrido de Tina de manera acusadora, para fulminar al joven con sus fríos ojos.
- Soy un tonto. Mi teléfono murió cuando me caí en la calle, Tina me vio y se echó a reír tanto que empezó a llorar de la risa. Por suerte se calmó lo suficiente para pedirte que me prestara para llamar a mi novia. Eso me pasa por estar peleando por teléfono en plena calle.
Tina miro asombrada a Luis y luego a su amiga. Soltó una risa histérica mientras el joven se encogía de hombros apenado.
- Bien…- Jane se le quedó viendo a los dos por unos momentos.- buscare el dinero que me gane en las apuestas y nos vamos Tina.
La peli azul les dio la espalda después de sostener la mirada del joven.
- ¿Por qué mentiste? – pregunto Tina sin dejar de mirar cómo se alejaba su amiga.
- Porque no creo que le quieres contar de una vez a tu amiga lo qué pasó. ¿Tal vez más tarde cuando estes lo suficientemente calmada para hablar?
Tina vio a Luis a los ojos y este sonrió dulcemente.
- ¿Seguro que eres vasto? Creo que si eres bastante afeminado.- Tina volvió a tener su sonrisa serpentina.- Luisa.
Luis se rio y Tina lo secundó.