Elvira entro a la biblioteca como todos los días a esa hora, su lagro vestido rojo hacia ruido al fortarse. Iba en busca de su amigo el mago que siempre la esperaba en la biblioteca. Pero entre unos de los estantes, de lo pocos que daban a la ventana y el sol iluminaba perfectamente, ví al príncipe Helios. Lo rayos de sol coronaban su oscura cabellera y sus facciones angulares. Elvira tragó saliva al verlo tener la cabeza baja metida en un libro. Su corazón se aceleró porque Helios llevaba días actuando extraño con ella. Ella no quería pensar que la estaba cortejando pero era muy evidente. Y no quería tener problemas. Elvira dió vuelta sus talones para tratar de escabullirse silenciosamente pero el sonido que hacía su vestido la delató. Helios subió la mirada antes el ruido y ella se congelo.
- ¡Elvira!- dijo Helios jubialmente mientras cerraba de golpe el libro y lo dejaba en el estante- ¡espera, no te vayas!
Elvira ya se iba cuando sintió la fuerte mano de Helios en su brazos y con facilidad la hizo girar para ponerla de frente.
-Oh, su majestad... No lo quería molestar...
-Tonterias, tú nunca me molestarias- dijo Helios acunando la cara de la chica con su mano libre- quería hablar contigo... A solas...
Elvira se sintió inquieta por las manos del principe sobre ella. Le gustaba como la tocaba en ese momento pero sabía que pagaría un precio alto si alguien los veía. Prefería conservar su cabeza.
-Bueno.. sabe que no debería ver a una sirvienta a solas.. eso podría manchar su reputación...
Los dulces ojos con heterocromia del principe pasaron de brillantes a opacos. Sujetó a Elvira.
-Al diablo mi reputación Elvira. Eso no me importa- guardó silencio un momento mientras apretaba los labios con fuerza dejando una línea delgada- de eso quería hablarte, Elvira... Yo
Trato de hablar pero la chica levanto la mano y se la puso sobre los labios del principe para que no dijera algo de lo cual se podría arrepentir.
-Mi señor, en serio no debemos hacer esto... Su padre...
La cara de Helios se torno roja y Elvira trato de retroceder. Acababa de callar con la mano sucia al príncipe heredero. Seguro le cortaría la mano por eso. Ella retrocedió pero Helios la tomo por los hombros con firmeza.
-Elvira, amada mía, es en serio cuando digo que no me importa la opinión pública. Mis sentimientos por ti son auténticos y no me importa si mi padre lo aprueba o no. Yo iré contra viento y mar solo por tenerte a mi lado...
Elvira tartamudeo, el cuerpo le temblaba y si entrepierna se humedecio. Se maldijo internamente por sentirse atraída por esos ojos verde y gris, ese fuerte mentón, esos cabellos oscuros como la noche y esa piel blanca como la luna. Respiro profundo para tratar de controlarse pero Helios al ver los carnosos labios húmedos de la chica entre abiertos se arriesgo a probarlos y beber de ese néctar que salía de ellos. La beso con cuidado pero el olor al flores de ella le lleno las fosas nasales y lo hizo soltar un gruñido bajo de excitación. La tomo por las caderas y la aplastó con su cuerpo contra el estante. Embriagandose del dulce néctar de sus labios. Elvira luchaba por no enredar sus piernas en las fuertes cadera del principe, ni hundir los dedos en esa suave melena negra. La duda le hacía templar los labios pero cuando Helios metió su lengua a su boca ella ahogó un gemido fuerte estremeciéndose de pie a cabeza. Metió su lengua en la boca real, en disputa con su igual. Helios gruño por lo bajo y subió la larga falda de Elvira para apretar sus muslos y posicionarse entre sus piernas. Elvira estaba mareada de la excitación y cuando Helios libero su boca para besarla en el cuello, en el pecho y en los senos, Elvira se dió cuenta que por su escote casi se le salían sus senos, que las piernas estaba expuesta y su falda mega levantada, su entrepierna húmeda y palpitante y lloro de la frustración al pensar que tanto placer la metería en un lío. Intento apartar a Helios pero sus besos la hacían templar mucho. No había tocado su entrepierna ni atrapado con los labios sus pezones cuando la sirvienta ya estaba sintiendo la explosión de su vientre bajo. Un orgasmo en curso.
-N-noo...- logro decir Elvira.
Tomo a Helios por sus largos cabellos y lo aparto de su seno. Lo empujó y corrió lejos. Helios quedo por un momento confuso hasta que reaccionó y fue detrás de ella. Elvira se deslizó por los pasillos y choco con un gran hombre.
-¿Elvira? ¿Dónde estabas? Te he estado esperando- dijo el mago.
-solo me entretuve entre los libros- trato de decir lo más calmada que su corazón le permitiece.
El mago no sospecho nada. Y Elvira solo ignoro magistral mente al príncipe Helios que se había escondido detrás de una repisa de libros para al ver al mago.
