Hay veces que nuestra mente juega con nosotros, y otras veces solo nos manipula para que no sintamos dolor de la realidad. Fantasear lo llaman coloquialmente. Pero hay personas como nosotros que esa habilidad es peligrosa, tanta que podemos confundir fácilmente lo real de lo no real.
Hace muchos años recuerdo que mi madre quería llevarme al psiquiatra por esta habilidad. Decía que yo no distinguía la realidad de la fantasía, que vivía en un mundo de vampiros y hombres lobos. Oye, era la moda Crepúsculo en ese entonces, y en lo personal el romance que está historia describía me pareció muy dulce, yo si veía la temática sobrenatural como una forma de narración.
Yo ancle mi mente a la realidad hace muchos años antes que mi madre me soltara tal cosa. Yo sabía lo peligroso de la fantasía. Mejor que ella misma. Mejor que muchos.
Pero otros se enteran ya mayores que esta habilidad hermosa es muy peligrosa. Más para las personas con TID, para el Sistema Aurora.
Un día un alter estaba limpiando una habitación llena de recuerdos que necesitaban ser clasificados, a ninguno le gustaba hacer eso pero era un trabajo que se debía hacer. Moviendo las cajas, una cayó al suele polvoriento de madera levantando nubes de polvo. Él se agachó y empezó a recoger los papeles y fotos tirados al suelo y volverlos a poner en la caja.
Fue entonces que vio una vieja y olvidada conversación del chat de Facebook. Era de una persona tóxica que ya no estaba en su vida. El alter frunció el ceño. Él no la había respondido, y la madera de responder no la reconocía. De pronto, no uno sino múltiples fashblack aparecieron de golpe en su mente. El alter dejó caer los papeles y se agarró la cabeza mientras se doblaba del dolor, las lagrimas se derramaron por sus mejillas y abrió los ojos de golpe.
- Todo fue una mentira...- murmuró con dolor mientras no podía más y el fashblack se transmitía a cada alter del sistema.- él no era real.
***
Aurora se acercó a Luisa cuando ella de pronto apareció en la mansión. La había sentido cerca, sus colores hicieron que las velas que Peter había colocado, se encendieran.
Había algunos alters reunidos en la sala. Abrazándose como sardinas. Durmiendo un poquito.
Aurora la tomó de la mano.
- Ven, te guiaré a la habitación del loco.
Luisa veía todo muy oscuro... no reconocía nada. Se dejó guiar por la albina. No sabía ni dónde pisaba.
Ella la llevo despacio. La poca luz que entraba era por la veladora encendida. Aurora escucho a lo lejos la voz del padre Peter, rezando un padre nuestro, tan lento y profundo, que removía el dolor de cualquier lado que se encontrara. Luisa escuchó los rezos. Le traían memorias del funeral.
- Ninguno aquí está muerto.- murmuró algo molesta.
Pero sabía que la palabra de Dios calmaba a la gente más de lo que se pensaba. Llegaron rápido a la habitación de Tate.
- Ya estamos aquí.- dijo Aurora.
Tocó la puerta pero no fue abierta. Aurora tomó el pomo y abrió. La habitación estaba fría y oscura.La oscuridad era deprimente. Luisa se entristeció. No le gustaba que su chico dorado estuviera así.
- Aurora...- antes de entra trato de hablar calmadamente y con mucho tacto.- Recuerda esto porque solo lo quiero decir una vez: tú eres real, por algo es tu nombre es el que identifica al sistema.
Acaricio los cabellos platinados de la albina y la miro con cierta melancolía.
- ¿Tate? Soy yo... Luisa... ¿me dejas entrar?
Espero a que el rubio le respondiera. Hubo silencio un instante. La habitación se puso más helada. Aurora aún no se iba, la oscuridad de la habitación era palpable y ella sabía que Tate había recibido el golpe emocional más fuerte.
- ¿Sabes qué es lo más doloroso de todo? Qué a veces uno se da cuenta tarde de todo el daño que ha hecho, o de todo el daño que nos han hecho... Y cuando ya todo quedó en el pasado, te cuesta mirar al frente porque eso... Eso que estorbaba en tus ojos como una lagaña, no era más que una venda dura y podrida.
La voz de Tate resonó. Se escuchaba apagada y profunda. Nerón estaba en él. La puerta de su habitación se cerró de golpe, dejando a Aurora afuera. Y a Luisa adentro.
Luisa al ver la oscuridad se había conmovido. Pero al sentir el portazo en la espalda le hirvió la sangre. Iba a ser compasiva pero los arrebatos de su amigo la molestaron más de que costumbre.
- ¿Que mierda te pasa bastardo?.- gritó Luisa enfurecida.
Estaba dispuesta que la echaran por su conducta. Pero no antes de hablar. Entro dando fuertes zancadas en la habitación, sintió como pequeñas agujas de hielo le traspasaba la piel de los brazos desnudos pero su furia era más grande.
Vio a Tate con un aura más oscura que la misma habitación, con la cabeza abajo. Lo tomo por el cuello de la camisa y lo sacudió lanzándolo contra la cama.
- ¿No te dije que ya no me hicieras preocuparme por ti cabron de mierda?
Sintió como Nerón se hacía más presente y ella frunció el ceño.
- ¡Y tú sabes que tengo razón Nerón! ¿Como es posible que Tate ande gritando que no existen? ¡Yo los veo a ambos maldita sea! Hasta me tienen hablando mexicano de tanto que hablo con ustedes. Si esa no es prueba que existe no sé cuál sea.
Espero que Tate respondiera. El cabello del rubio se volvió lentamente más largo. Se tornó negro como el cáncer, como los tumores podridos en un cadáver. La habitación se volvió más helada. Y los ojos de Tate se hicieron negros. Negros como brea caliente. Su piel se tornó blanquecina y cadaverica. Brazos blancos y fuertes. Garras negras y afiladas.
El cabello negro llegó hasta las caderas del hombre. Los mechones comenzaron a moverse extrañamente; Víboras negras se removían en la parte de abajo. Observaban a Luisa.
Hubo un leve silencio.
- El está confundido.- dijo Nerón con voz apacible. Su voz resonó como un siseo.-... Tiempo.- añadió.
Nerón desapareció. La oscuridad se hizo más densa. Se pudo ver sentado en una silla junto a la ventana. La luz de la luna vislumbraba suavemente esas serpientes que tenía por cabello. Se colocó un mechón hacia atrás y una de ellas siseo.
Luisa elevó una ceja. Por lo menos Nerón eran más razonable que Tate. Se sentó entonces en el borde de la cama y vio a Tate/Nerón por unos segundo. “Tiempo...” hasta Nerón sabía que el tiempo iba a resolver todo esto. Eso le alivio. Las serpientes la miraba y ella como de costumbre quedó hipnotizada por su movimiento serpenteantes y siseas constante. Un día de esto la iban a matar por su carácter volátil y sus miradas perdidas.
- Me quedaré aquí sentada hasta que me dejen, uno de ustedes, hacer algunas de estas dos opciones: UNO acércame a ustedes sin que una de esas cosas me muerda. O DOS hablar conmigo.
Nerón se quedó en silencio. Sus ojos derramaban brea negra en forma de lágrimas. Lágrimas que no eran suyas. No había expresión alguna en su rostro. Lucía apacible, tranquilo.
- Ya estamos hablando.- declaró Nerón.
Abrió su mano con suavidad, sus largas garras se tocaron entre sí, haciendo un sonido metálico. De pronto el rezo del padre Peter se oyó más lejano. Y empezó a haber más silencio. De ese que te daba cuando caías en sueño profundo. Era como el de un abismo. No se oía nada; Ni el viento afuera, ni nadie por los pasillos, tampoco murmuros o voces.
Luisa sonrió de lado.
- Me disculpó por mi manera de entrar.- se encogio de hombros.- me molesta que Tate no me permita ayudarlo. Soy egoísta en ese sentido. No tengo nada en contra de ti Nerón. Si haz sido tú el que protegía a mi chico dorado más bien te estoy agradecida por eso....- Luisa sintió tristeza al recordar porque estaba allí, la voz de Nerón la había calmado.- solo estaba preocupada por lo que Aurora me dijo que estaba Tate...
Miro a los ojos de Nerón. Suspiro a ver qué era tal cual se lo había imagino. Negros que siempre lloraba brea negra. Él era también real.
- Nerón... ¿me puedes responder algo?
Cómo era de esperar, hubo silencio. Nerón desvió la mirada a la ventana. La luna era llena. Hoy los lobos estarían protegiendo y destruyendo. Movió su blanquecina y cadaverica mano en una señal de continuar y dió un suave asentimiento.
- Tate... ¿ya está más calmado? ¿Que le pasa por su cabeza y su corazón?
Luisa contuvo las lágrimas en sus ojos. No lloraría delante de Nerón. Él la observó unos segundos antes de regresar su mirada hacia la ventana. Las serpientes se removían con calma. Escupían veneno, se enredaban, se mordía, se acomodaban en el regazo del hombre y calmaban sus movimientos.
- Siente culpa.- expresó. Su voz sonó tan calma como la voz de Jhon al decir un “nunca te dejaré solo”.- Siente culpa por no entender, por lastimar y por dejarse lastimar.
“Confusión” pensó. Tate está metido en un océano inmenso de confusión. Se sentía malo... Y sólo quería huir lejos y morir. Luisa apretó los labios.
- Nerón. Te lo suplico. Déjeme acerca a ustedes. Les prometo que no es para hacerles daño ¿puedo?
Nerón la observó. Su rostro había volteado de forma automática. Abrió los labios, mostrando sus colmillos y de pronto una brea negra y podrida salió de su boca. Su lengua larga y serpentina salió y limpió la brea que salió de golpe.
La miró unos segundos más.
- Se que no nos harás daño.- dijo él con voz tranquila.
Fascinado por la expresión malévola de Nerón se dio cuenta que él si le haría daño. Elevó una ceja. No había nada que pensar. Se encogió de hombros internamente y con más cautela que nunca se levantó de la cama; esta crujió ruidosamente con tanto silencio. Camino despacio, como hipnotizada hacia Nerón. Sintió como cada nervio de su ser decía que huyera y los mano a callar. “Es de Tate de quien estamos hablado” se dijo a si misma. Miró con determinación a los ojos de Nerón. Su maldad se desbordaba. Ella sonrió.
“Ya me tienes Nerón ¿no era eso lo que querías? Desde hace días me miras desde lejos deseando destriparme. Y aquí me tienes. Tú y yo solos. Sin nadie que me auxilie” pensó y supo que Nerón podía saber lo que ella pensaba. Por eso trato de disimular su sonrisa sin éxito alguno.
Luisa camino despacio hasta situarse frente a Nerón. Trato de ignorar la presencia que se acercaba a grandes zancadas al cuarto de Tate. ¿Sería Jhon? Más le vale que no, la regañaría por estar solo en un cuarto con Nerón. Sin ningún otro alter que la cuidara.
- Hay maldad en usted caballero.- señaló Luisa al quedar de frente a Nerón.
Con una calma ceremonial Luisa se arrodilló ante Nerón. Tomo una de sus grandes garras y se la coloco con suavidad en la mejilla. Sintió el olor a muerto, el calor del veneno mezclado con la fría piel. Estaba consciente de lo peligroso que las serpientes estaban de su cabeza. Y aún así cerró los ojos. Y lo logro ver. A su chico dorado llorando.
- Tate.. - susurró dulcemente.- mi chico dorado. No me alejes. Porque no quiero perder de vista a alguien tan especial como tú. No eres malo. Eres humano. Y esta bien estar confundido. Yo siempre lo estoy... solo... déjame sentirte una vez más. Tu alma. A ti...
“El mismo demonio da la calma que a veces Dios jamás otorgó al desdichado. Peter Willmur”. Recodo Nerón. La miró unos segundos. Su calma era trascendental. Las pisadas que venían hacia su dirección, se detuvieron y de pronto regresaban por dónde venían.
- ... Él cree que te hará daño...- su voz profunda resonó a través de la instancia.
Luisa agradeció que la presencia se alejara. Aunque Nerón no demostraba ningún tipo de expresión, pero sí podía permitirle ver:
<<Yo he intentado ser mejor persona y lo sabes. De verdad sabes que yo lo intento siempre. Intento limitar lo que siento y no soltar mi acidez contigo, porque no es tu culpa. Se que tienes una sensibilidad muy grande. Lamento ser tan malo.>>
<<¡Por una maldita mierda! ¡Tú eres la que te apartarte cuando nos violaron y siempre me juzgas diciendo que a mí me gustaban las violaciones! ¿¡Cómo mierda quieres que me sienta?! Tú NO ME AYUDAS. NO ME AYUDAS SIENDO ASI.>>
<<No me siento bien. Te peleaste con mi hija Brina sólo porque ella simplemente cree que NO ES JUSTO QUE TUS SENTIMIENTOS LASTIMEN A LOS DEMÁS ALTERS. Si tuviste una discusión con uno de ellos, es con ellos con quién debes de resolverla. No tratarnos mal así.>>
<<Siempre lamentamos ser lo que somos. Y tú nos llamas mentirosos con todas tus malditas dudas. ¡Ya no las soporto! ¿Crees que quiero ser un maldito mocoso violado? ¡Crees que estoy feliz de serlo!>>
<<¿Cómo es posible que tú pareja te diga que le prestarás más atención al bebé que cargas en el vientre que a ella misma? ¿Hasta donde llega tu egoísmo? ¡Es un bebito, por el amor de dios!>>
<<¡Sí! ¡Si! ¡Ya, lo que sea! ¡Cómo sea!, papá está muerto. Deja de joderme... Deja de hacer preguntas... Deja ya de presionarme. ¡Deja de meterte con mi familia!>>
<<Ya no puedo decir nada porque todo lo que digo lastima... ¿Por qué entonces ahora me dices que me cierro? ¿Por qué ahora me dices que NO decirte nada te hiere? ¡No lo entiendo!>>
Mientras escuchaba el torrente de pensamientos pasó lo que sabía que pasaría. Ella misma se relajó tanto escuchando que no supo cuándo se quedo dormida. Profundamente. Sin sueños. Sin dolor. Sin sentir nada, ni frió ni calor. Se permitió sumergirse en la profunda calma y se recostó en el regazo de Nerón. Con la respiración más calmada que su alma pudo proyectar. Nerón la observó dormir. Su rostro regresó a la ventana.
- El mal encarnado no siente culpa. Pero del dolor, nadie se salva.- dijo con voz tan suave que se apagó lentamente.
Nerón no se movió. Sus manos blancas solo acariciaron la cabeza de la joven. Luego de unos minutos él desapareció. Lentamente el cuerpo regresaba a su estado original. Los cabellos cortos, rebeldes, ondulados y dorados de Tate regresaron. Se encontraba aún dormido.
Por culpa de la falta de sertrialina en su sistema Luisa tuvo un espasmo corporal brusco; su cuerpo estaba muy relajado y su cerebro pensó que estaba dejando de respirar. Por lo que le dio la descarga eléctrica y la despertó de golpe.
Luisa maldijo internamente. Odia quedarse dormida así porque su cerebro siempre pensaba que no había suficiente oxígeno para el. Sintió la mano en su cabeza y elevó la mirada para ver a Tate en vez de Nerón. Sonrió ampliamente.
- Gracias Nerón.- susurró.
Abrazo el torso de Tate suavemente y respiro su olor horrible. Se rio por lo bajo pensando que le cambiaría el apodo a cerdo dorado. Se quedó un rato más así... abrazando a su amigo hasta que Tate despertó de golpe. Sentía su pecho más ligero. Se talló los ojos. Y fue cuando sintió a alguien encima de él.
- ¡Ah!! ¡Papá! ¡Se me subió el muerto! ¡Ahhhh!.- gritó creyendo que otra vez tenía parálisis del sueño. Sintió un golpe en la cabeza y parpadeo.- ¿Luisa?.- soltó.
Enseguida la abrazo con fuerza y comenzó a llorar. Luisa parpadea asustada. No esperaba que Tate se despertara y mucho menos que la abrazara tan toscamente.
- Tate. Te quiero. Pero me estás asfixiando.- trato de decir entre jadeos.
Tate la soltó de golpe.
- Ay mana, mira como te deje. Casi te saco los pulmones.- volvió abrazarla pero ya sin ser tan fuerte.- ¿Que haces aquí? Pensaba que te habías dormido ya.
- Maldito bastardo de mierda.- escupió Luisa.- ¿piensas que me iba a ir sin que alguien de tu sistema me corriera? Si fuera por mi viviría aquí
Tate se rió y la abrazo nuevamente.
- No te imaginas lo que pasó hace rato. Me puse histérico y caímos en crisis y fue todo bien horrible.
- Me contaron...- Luisa ya no se sentía incomodada en los brazos masculinos de Tate, escondió su cabeza en el pecho de él para tratar de controlar sus emociones.- ¿quieres hablar de eso?
- No sé bien... Mi cabeza aún está revuelta. Creo que soy alguien malo que hizo daño.- El se quedó en silencio.- Solo quisiera irme lejos o meterme en una burbuja y no sentir nada.
Luisa lo abrazo muy fuerte y hundió más su cara en el pecho de Tate.
- No eres malo Tate. Solo eres humano... no te vayas... nos dolería a todos tu partida.
Tate la abrazó con fuerza. Lentamente sus emociones se calmaban. Tan sólo lloraba sin sollozar.
- ... No me iré. Estaré al frente como toda la vida he estado y... Debo afrontar las consecuencias de mis actos. El dolor de cometer errores. Debo hacerlo.- le sonrió suave.
Luisa lo aparto bruscamente y lo golpeo en la cabeza.
- ¡Vergación! Mijo, deja de martirizarte. Solo vive un día a la vez y se feliz ¿es mucho pedir?.- Se levantó gruñendo.- ¿Por que no puedo ser seria contigo por un momento?.
Se llevó la mano a la cara y se la pasó bruscamente desde la frente al mentón en señal de frustración. Miro a Tate un momento y respiro.
- Ya Aurora tiene celos que los quiero más a ustedes que a ella.
Luisa se echó a reír y luego Tate la siguió.
- Hoy cumple años mi mamá, la del cuerpo. La quiero mucho. Y te mandaré fotos de su pastelote grandote.- Tate soltó una risotada también.- La Aurora está loquilla igual que tú.
La jaló y la abrazo con fuerza. Luisa sonrió dulcemente.
- Le dices que feliz cumpleaños de mi parte. Y quiero fotos de los gatos con torta
Luisa forcejeo esta vez. Ahora él era muy hombre para ella aunque se comportara como un jojoto.
- Ya me estás incomodando cabezon. ¡Suéltame!
- Me vale, me vale.
Soltó una risa grade y le dió un beso en la cabeza. Luego la soltó para que dejara de andar de quejosa.
- Gracias por venir... Te extrañamos siempre.
- ¡Podré estar ausente fisicamente pero no se liberarán de mí en sus pesadillas!.- y soltó una carcajada maligna- Me retiro. Nerón me cansó. Así que no tengo energía para ver a mis pequeñas estrellas y planetas de Cosmos.- señaló a Tate con un dedo acusador.- vuélveme a preocupar y te pegaré de nuevo.
Luisa se desvaneció del sistema como escarcha diluida en agua. Tate sonrió en forma de despedida pero también en agradecimiento.
Los amigos no necesariamente tienen que estar en forma física para consolar. Solo basta con saber que están preocupados uno por el otro.