Tate había pedido que la joven se marchara. Era comprensible, al fin veía a su hija Sabrina después de tanto sufrimiento. Pero ella no se marchó del mundo hasta despedirse... sonrió internamente, si él estuviera consciente concordaría con Luisa que es es intensa.
La habitación estaba más oscura por el atardecer. Alguien había cambiado las sábanas y colocado unas nuevas, vio flores recién cortadas colocadas en una jarra de cristal.
Ella no sabía que esa visita al sistema Aurora iba a tener tantas emociones. Ya había recibido la ira de un alter, se había cortado con cabello de princesa, quemado con piel de porcelana, caído en crisis por alucinaciones visuales, cantado estrellita a una niña, y volverse loca al escuchar las locuras de su amigo Tate.
Interesante visita había tendió. Se acercó a Noel que aún permanecería dormido.
- Oye, ya me voy. Así que recupérate para que podamos seguir hablando de locuras y salir cada cuanto con comentarios satíricos.
Se detuvo un segundo, y miró sobre su hombro. Se sonrojo ¿por qué con Tate fue más fácil? Ambos eran binarios. Y con Perla ni siquiera dudo a pesar que fue la que más la lastimó. Aún sentía el ardor en las manos por las quemaduras y los cortes que se hizo al tocar a Perla. Y aún así con Noel lo pensaba.
Miro al techo y suspiro.
“Cuando se enteré me va a matar” razonó con una sonrisa nerviosa. Hacerlo molestar le parecía divertido.
Se inclinó sobre Noel, apartó el desordenado caballo y besó en el cuero cabelludo.
- Amigo, no nos preocupes tanto y deja que te ayudemos.- susurró.
Creyó que Noel se movió pero pudo ser su imaginación. Su deseo ferviente de que se despertara pronto.
Luisa salió del cuarto, de la gran mansión y del sistema.
