Eres como una ráfaga que levanta los techos, aúllando de locura asustando a los infantes.
Mirada, oscura tormenta, que fríamente arrasa con lo que en ella se tropieza; en tu pasó nada te detiene.
Temperamento indomable, sublime e inalcanzable; fuego que arde sin piedad en la soledad de los pensamientos.
Despiadado, cruel y austero; no dejas rastro de tu cuerpo, además de los escombros de un recuerdo.
Calma tu ira, calma tu estruendo.
Que sea tu suave brisa la que rebose en el viento.
Autora: Luisais Pire