Flor azul del eterno amanecer.
Eres mi aliento. Eres mi alma. Eres mi vida.
Eres la paz de mi cansado ser.
Eres aliento de dragón que bajo del cielo y quemó el mismo infierno con osadía, si pudor.
¡Basta! pradera de deseo y placer, sublime, eterna y llena de luz quimerica.
Ojos zafiro que en la distancia me mira, me siguen y me cuidan. ¿Quien eres tu, gran rey, para mirarme con cinismo cruel?
Levanto mi espada y tacleo a mi caballo mientras sostengo esa mirada arrogante. Se pregunta quién soy, y yo con frío silencio me deslizó entre los soldados de su ejército.
No doy explicación.
No doy argumento.
No doy respuesta.
A lo que tú caprichoso corazón demanda con dureza.
A caballo me alejo de tu cuerpo, más tu mirada se queda en mi alma, la siento.. la siento...
No me volverás a ver, rey cínico engreído.
Mi hermana te ama, pero yo solo cuido su espalda. Hazla llorar y haré rodar esa corona que orgullosa en tu cabeza está.
No miro atrás.
No miro.. no miro.
Porque la veré a ella luchando por un amor no correspondido. Siendote leal... Siendo ella... Tu espada bravío...
No me quedaré a ver, no insista ogro de azul zafiro.
Volver algún día, por tu cabeza, rey, su mano, hermano, y su trono, roto. Lo juro, he dicho.